
Recorrido por las ciclorrutas de Laureles
Huecos, ramas de árboles, pilas de basuras y escombros acumulados en mitad del paso, peatones y conductores imprudentes, falta de señalización. Esos son algunos de los obstáculos a los que me enfrenté hace algunos días, cuando me di a la tarea de recorrer nuestra comuna en bicicleta.
Aunque las vías de nuestros barrios cuentan con 12 kilómetros de ciclorrutas y 23 estaciones del sistema de bicicletas públicas, Encicla, sentí que tanto el trazado de las rutas como el mantenimiento de la infraestructura vial se quedaban cortos ante el flujo de ciclistas, especialmente en horas pico. La Alcaldía de Medellín prometió en el Plan de Desarrollo construir 5 kilómetros adicionales de ciclorrutas, pero ha optado por entregar a la comunidad vías compartidas para vehículos y bicicletas.
Momentos de tensión viví por cuenta de transeúntes atravesados en mitad de la vía exclusiva o de carros parqueados invadiendo la pista, a los que tuve que hacer el quite para evitar un accidente. Tampoco fue de ayuda la señalización deteriorada y, en algunos casos, su ausencia.
Y es que en una comuna que ocupa el segundo lugar en accidental vial en la ciudad, el mantenimiento de infraestructura y la cultura ciudadana no son temas secundarios.
Por Sergio Andrés Correa
sergioco@gente.com.co