Venezolanos llegaron con la maleta cargada de esperanzas

Venezolanos llegaron con la maleta cargada de esperanzas

Venezolanos llegaron con la maleta cargada de esperanzas

Tres venezolanos, cada uno con historias diferentes, nos cuentan cómo ha sido su vida en territorio colombiano y qué trato han recibido por parte de los ciudadanos.

Pasó de ser un comerciante del común en su país a un desconocido de la calle en Colombia. David* tampoco niega que la droga ha sido un escape de su realidad, un tanto molesta para los ciudadanos que lo ven transitando entre Envigado y El Poblado, pidiendo dinero o en búsqueda de un trabajo que le devuelva la identidad a su alma de venezolano. No sabía si pedirnos plata o contarnos su historia.

Así fue, no quiso recordar mucho sobre su situación, pero fue claro en decirnos una frase difícil de olvidar: “Voy sin rumbo, como perdido en un bosque. Quién sabe si en este círculo regrese a mi país sin darme cuenta”.

Entiende la inconformidad de los vecinos ante el incremento de venezolanos en la ciudad, muchos de ellos en situación de calle, pero le ha podido más el deseo de conservar la esperanza de retomar su vida.

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“Hay más solidaridad”
Jonathan Vallejo, un vecino de Envigado, llegó desde Caracas hace 3 años y medio en busca de oportunidades. A los 25 años de edad asegura que encontró algunos trabajos que le han permitido sobrevivir, pero que no han sido constantes.

Hoy en día anda desempleado, pero agradecido con la acogida que ha recibido en Medellín. “Puedo decir que me encuentro mejor acá que en Venezuela evidentemente. La calidad de vida en este país es totalmente diferente y puedes sobrevivir, dentro de lo que cabe, con un salario mínimo. A nosotros los venezolanos, en un gran porcentaje, nos tocó salir corriendo de nuestras casas“.

Con respecto a sus compatriotas venezolanos que están en la indigencia, Jonathan asegura que a muchos les tocó irse del vecino país literalmente con lo que tenían puesto. “Por eso es que no tuvieron otro camino que el de pedir dinero en las calles. Hay de todo, personas que sí quieren salir adelante y otras que ya se acomodaron y prefieren seguir en el camino de la indigencia y, en ocasiones, la delincuencia”.

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Fue en 2015 cuando Geovanny Andrés Dugarte Rojas, actualmente de 32 años de edad y hoy vecino de El Poblado, llegó del estado de Mérida, también para buscar suerte en este país del Sagrado Corazón.

La nostalgia de dejar gran parte de su familia en Venezuela lo invadía en sus momentos de soledad, pero sabía con certeza que un nuevo camino se le abría. “En el mismo instante en que llegué a Colombia sentí todo el apoyo de la gente, que me guiaba y me impulsaba a salir adelante. En 2016 comencé a trabajar en una tienda de ropa, un lugar donde me sentí muy bien. No puedo decir que me han rechazado o visto con mala cara porque sería mentira. Tengo mucho que agradecerles a los colombianos, especialmente a los paisas”.

Geovanny asegura que le da “pena ajena” de sus compatriotas que le dan una mala imagen a Venezuela, esos mismos que llegaron a Colombia a delinquir en las principales ciudades. “Muchos de ellos buscan el camino fácil y caen en la indigencia o, en el peor de los casos, en la delincuencia. Puedo decir que en Colombia sí hay oportunidades de trabajo, que con paciencia van resultando… pero me apena mucho que estas personas lleguen acá a causar estas problemáticas, y más si hay niños de por medio”.

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Y es precisamente esa inseguridad la que sienten con más fuerza los vecinos de El Poblado, quienes aseguran que se han visto invadidos por venezolanos que no respetan el espacio público y que también son señalados de cometer actos delictivos. “En cada esquina me piden plata. En ocasiones hasta me intimidan, me he sentido rodeada y con mucho susto. Tengo que destacar la labor de la policía, que por estos días ha realizado controles para reubicar a los habitantes de calle. Aun así, uno ve que esta situación está incrementando”, expresa Patricia Gómez, residente del barrio Manila.

Desde la Gerencia de El Poblado se destacan los programas que se vienen desarrollando con dichas reubicaciones de personas en situación de calle. “Los sectores priorizados son las comunas 14, 11, 10 y 16. También hablamos de los cambuches que se han visto en sectores como La Aguacatala o Provenza, que son trasladados por el equipo de ornato y aseo de la Secretaría de Medio Ambiente. Los servicios de atención social básica incluyen alimentación, sueño reparador, acciones de autocuidado, como aseo personal y actividades lúdicas y deportivas”, manifiesta la entidad.

David*, Jonathan y Geovanny son ese reflejo de 3 situaciones diferentes, pero que ocurrieron por una misma problemática. Ellos no salieron de sus casas por gusto propio. El primero de ellos se perdió entre los calles de la ciudad, no supimos qué camino cogió. El otro aún guarda la esperanza de conseguir un buen empleo en esta ciudad… y el tercero continuará con su trabajo y estadía en la tierra que él considera como su segundo hogar.

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Por Daniel González Jaramillo
danielgj@gente.com.co

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