Vecinos del cerro Nutibara producen abono para hortalizas

Vecinos del cerro Nutibara producen abono para hortalizas

Vecinos del cerro Nutibara producen abono para hortalizas

En una zona verde ubicada sobre la carrera 65 los vecinos del barrio Nutibara, de Medellín, asumieron la tarea de elaborar pacas digestoras para producir el abono de sus huertas urbanas.

Hasta mediados del año pasado en la zona verde de la carrera 65 con calle 32D no había más que manga y un árbol. Hoy el panorama es distinto: se ven 10 pacas digestoras en el suelo y un letrero que muestra que ahora se llama parque de la Acacia Amarilla y que la comunidad ya puso sus manos en él.

Óscar Morales, coordinador del grupo ambiental de Corinven (Corporación de Integración de Vecinos del Cerro Nutibara) y líder de la iniciativa, cuenta que la idea surgió cuando conoció a don Guillermo Silva, el vecino del barrio Rosales que desarrolló esta alternativa para procesar residuos orgánicos prensados en pacas, sin emitir gases tóxicos ni malos olores.

Como le explicó Silva a Gente, el método consiste en la elaboración de un molde cuadrado, que mide 1 metro de largo por 1 metro de ancho y 40 centímetros de alto. No tiene base ni techo. Se pone en el suelo despejado y allí se deposita una capa de residuos de jardín (secos o verdes) y encima se vierten los residuos de cocina. Se cubren con otra capa verde y se ejerce presión sobre ellos para prensarlos. Así sucesivamente, capa tras capa, y al cabo de 6 meses serán abono orgánico maduro.

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En su papel de delegado ante el Comité Ciudadano de Áreas Protegidas, Óscar decidió que esta sería una buena propuesta para compartir con la comunidad en la sede de desarrollo social de Nutibara. En parte, porque podría ser una manera de recuperar los suelos deteriorados en el cerro vecino.

Después de recibir las instrucciones de don Guillermo, los integrantes del grupo ambiental siguen llevando cada domingo sus residuos de frutas, vegetales y otros desechos de comidas hasta el parque de la Acacia Amarilla. Allí los prensan y, como dice Silva, los descontaminan.

“Las pacas de 1 metro cúbico contienen la mitad de desechos de jardín y la otra mitad de residuos de cocina y terminan convertidos pacas de 30 centímetros cúbicos”, comenta Morales y agrega que inicialmente sembraron orégano sobre estos cubos y así constataron que era una tierra fértil para cultivar.

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Pero a uno de los integrantes del grupo, que es ingeniero agrónomo, se le ocurrió que este podría ser el abono para desarrollar una huerta urbana dentro de la sede. Reunieron botellas pet, tubos de PVC y guaduas, las pintaron de negro y allí sembraron cebollín, lechuga, espinaca, acelga, orégano, menta, repollo, manzanilla, cilantro, apio, perejil y hierbabuena.

Gloria Olaya se unió hace 3 meses y cuenta que desde entonces ha cambiado la forma de disponer los residuos en su casa: “Ha sido muy bueno porque antes sacaba 2 bolsas grandes de basuras y ya solo se va la mitad“. Además, dice la vecina, se ha dado cuenta de que “es un abono orgánico excelente” para la huerta de aromáticas que tiene en su balcón.

El proyecto también despertó el interés de María Elena Piedrahíta, una vecina que vive al lado del cerro Nutibara y ya piensa en la idea de replicar lo aprendido en su sector. “No es fácil lograr que la gente recicle, pero estoy muy interesada en convidar a los de mi edificio y a los vecinos a que llevemos esto a un parquecito cercano que había estado muy abandonado“, dice ella.

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De hecho ya tiene pacas digestoras en su finca de Rionegro y hace unos días preparó una ensalada con los productos que ella y sus compañeros cultivaron: “Todo sabe más fresco, más jugoso y creo que ayuda más anímicamente comerse eso que uno mismo sembró”.

Al parque también llegó Tatiana García, una estudiante de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Medellín que trabajó en este lugar para cumplir con las horas requeridas por el fondo educativo de EPM. “No tenía idea de este sistema de pacas, porque en la universidad uno siempre está con la idea de que para descomponer algo hay que airearlo y siempre desprende olores, pero ver aquí una cosa tan diferente es un aprendizaje más”, expresa la estudiante de 21 años y añade que gracias a esto pudo abrirse más a la comunidad y explorar el la perspectiva social de su carrera.

El sábado 7 de julio comenzó en la sede social un curso sobre agricultura urbana, en el que los vecinos están aprendiendo desde cero cómo cultivar sus propios alimentos. Óscar Morales dice que a largo plazo, Corinven planea pasar a la Alcaldía la propuesta para adecuar una franja con pacas digestoras en la base del cerro y establecer allí un aula ambiental con el fin de que este conocimiento pueda llegar a otros ciudadanos y también a turistas.

Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co

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