“Si así es la invitación cómo será la fiesta”

“Si así es la invitación cómo será la fiesta”

Liliana Arango ha sido a lo largo de 11 años la anfitriona de muchas celebraciones y no porque festeje permanentemente, sino por ser la artífice de múltiples invitaciones y tarjetas correspondientes a actos sociales.

Imposible olvidar los sobres de papel kraft que llenaban los buzones de correspondencia ubicados en la parte delantera de las casas, pues muchas de estas encomiendas consistían en las tradicionales invitaciones a eventos públicos y privados, un compromiso firmado con tinta y sellado con cera como el mismísimo protocolo de la realeza.

Sin embargo, esta vecina de la Loma de los Bernal descubrió su talento de forma empírica. Cuando era pequeña diseñaba tarjetas para el Día del amor y la amistad y se las vendía a sus compañeros, pero cuando tuvo a su propia familia se encarretó con las invitaciones para las primeras comuniones de sus dos hijas.

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“Cuando cumplieron quince años estaba de moda la lluvia de sobres, así que empecé a crear un diseño especial y pronto sus amigas comenzaron a pedirme que les hiciera las tarjetas”, menciona Arango.

Por aquel entonces su esposo se quedó sin empleo a raíz de un recorte de personal, pero lejos de rendirse él la motivó a consolidar la empresa y aportó su experiencia en mercadeo y manejo de clientes para formalizar mejor el modelo de negocio.

Hace una década esta creativa mujer se valía de insumos como la tela yute para darle un toque llamativo a una tarjeta, hoy en día, no basta el papel importado y mucho menos el reciclado, la tendencia la ha llevado a incursionar en el mundo de las invitaciones virtuales. 

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Aún recuerda cuando se presentaba en las ferias de emprendimiento con su portafolio hecho a mano y mucho miedo de no triunfar con una empresa como la que actualmente ostenta, “desde que se hagan las cosas con amor todo se va aprendiendo, yo empecé sin saber nada pero con ganas de salir adelante”, comenta Liliana.

El golpe de la pandemia

Cuando el mundo se detuvo con la amenaza del Covid-19 el ámbito social fue el más afectado y el que más tiempo tardó en reactivarse, por ende, las invitaciones y tarjetas se limitaron a su versión digital mermando la intensidad de los pedidos.

Gracias a que cuenta con el apoyo incondicional de sus hijas y esposo en todo lo concerniente a la marca, esta pausa en el camino les sirvió para ingeniarse una línea de desayunos y anchetas, otra alternativa para hacer sentir especial a alguien sin importar la distancia.

Continúa con el atributo de crear papeles personalizados y nunca dejaría de verle un valor agregado a las invitaciones físicas porque a pesar de transitar por una sociedad cada vez más digital existe una relación sentimental entrañable con las tarjetas de antes.

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La gente las recibe, las abre, las disfruta y en muchas ocasiones las guarda, pues el simple hecho de enviarle un mensaje a través de este medio a alguien resulta más valioso que cualquier otra cosa, pues según Arango son de esas cosas que no se olvidan.

Esta vecina reitera que una tarjeta motiva mucho más a asistir al evento por la calidad del papel, la forma, los colores y una serie de detalles que hacen que los invitados piensen que “si así es la tarjeta cómo será la ceremonia”.

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Durante este recorrido de 11 años ella asegura que encontró lo que realmente le gusta y planea disfrutarlo hasta donde pueda. Ha cumplido su sueño de ser independiente y al mismo tiempo a acompañado las etapas más cruciales de algunas personas para las que recuerda haber diseñado su invitación de quince años, luego la de la boda y luego del bautizo de los hijos, toda una vida.

Por Michelle Acevedo Vélez
michellea@gente.com.co

Imágenes Cortesía.

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