Una exposición de arte llena de sensibilidad
Luis Fernando Rodríguez Palacio inauguró su exposición Retrospectiva evidenciando el trabajo de toda su vida, donde ha combinado la arquitectura con el arte.
Foto: Jaime Pérez
La exposición se llama Retrospectiva, porque se tratan de las obras que Luis Fernando Rodríguez Palacio realizó en 1989, debido a que este vecino de Laureles “andaba en una búsqueda y ensayos, a pesar de que soy arquitecto, porque me gusta toda esta parte de la pintura y las decidí mostrar ahora”.
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“Vivo de vivencias”
Luis Fernando tiene muy claro que es arquitecto, incluso cuando le dicen que es artista, siempre recuerda que primero es arquitecto, carrera que estudió porque desde pequeño lo tenía claro: “cuando era niño iba con mi madre donde la modista, en ese tiempo existían los figurines para diseñar ropa, yo le decía a mi mamá que, cuando fuera grande, iba a crear figurines de casas”.
La parte artística llegó cuando comenzó a pintar acuarelas, ya que “es un medio muy rápido, de dos brochazos se cubre una superficie considerable”.
Foto: Jaime Pérez
Luis Fernando reconoce que siempre ha tenido buena mano y expresividad, por eso, junto a su gusto por la pintura, ha combinado la arquitectura con el arte: “esto (arquitectura) tiene mucho de sensibilidad y de arte. Uno expresa una idea con un dibujo, el cual apoya en perspectiva, que es la representación tridimensional de lo que uno está diseñando y eso me ha permitido tener una comunicación muy directa con los clientes”.
Así ha logrado realizar muchos trabajos, los cuales ha visto madurar con el pasar del tiempo, por eso asegura, cada vez que le preguntan, que “el mejor trabajo es el próximo, porque ya voy a tener la experiencia del trabajo pasado. Experiencia que no se deja de adquirir, aunque es como un peine que te dan cuando ya estás calvo”.
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Luis Fernando cuenta que fue docente a la fuerza, cuando, aún sin tener experiencia, fue seleccionado para dar clase. Vivencia que recuerda con orgullo por todo lo aprendido y porque aún recibe el cariño de aquellos que fueron sus alumnos cuando lo saludan y agradecen sus enseñanzas.
Otra experiencia que le dejó un gran aprendizaje, quizás el más grande, fue cuando sufrió un infarto: “cuando me le enfrenté a la muerte estaba tranquilo porque hice un balance y no tenía cargos de consciencia, así pasé ese evento que no repetiría, pero fue de las cosas buenas que me han pasado por lo que me enseñó”. Ahora se decidió a exponer obras del pasado y nuevas que pinta para experimentar, aún más, con su lado artístico.
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Para Luis Fernando Rodríguez Palacio, su vida ha sido un engranaje, una combinación de lo uno con lo otro y de sensibilidad, “un proceso en el cual siempre lo próximo será lo mejor por la experiencia”.
Por: Andrés Bedoya
johanb@gente.com.co