
En una casa de Laureles, un videojuego se hace realidad
Como si se tratara de un videojuego llevado a la realidad, los visitantes de esta casa deben resolver acertijos para salir de ella. El reto es escapar en el lapso de 1 hora.
Hay una bomba. Está escondida en algún lugar de la habitación. Explotará dentro de 1 hora, pero usted no tiene ni idea de cómo encontrarla. El tiempo corre, usted está encerrado y no podrá salir hasta desactivar la bomba. Cada elemento de la habitación podría ser un indicio o una pista. Cada pista puede ser parte de un acertijo por resolver y cada acertijo lo acercará más a la salida.
Ese es solo uno de los ambientes que se pueden experimentar en Trap Medellín, un lugar único en su estilo en la ciudad, ubicado en la carrera 80A, frente al parque La Matea, donde al final lo único que importa es vivir momentos de emoción y adrenalina, compartiendo entre amigos.
Por lo menos eso quiso hacer Camilo Minotas, un ingeniero industrial de 28 años, al traer a Medellín este formato de entretenimiento, muy popular en Europa y Asia, y que en América está presente en Bogotá, Lima y Tampa. “Yo estuve un tiempo en Europa y allá uno veía juegos similares, pero vine a conocer el modelo de Trap acá gracias a una amiga en Bogotá. Ella lo montó allá y nos contó que en Bogotá ha sido un éxito, entonces varios amigos nos animamos a ir a jugarlo. Nos pareció muy bacano, entonces dijimos: ‘Llevémoslo a Medellín’”.
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De esa experiencia lo que más recuerda Camilo es que él y sus amigos tuvieron que interactuar entre sí para encontrar la ruta de salida: “Ese día éramos 5 personas, entre ellos un extranjero, un italiano que estaba viviendo en Bogotá y fue muy bacano porque es como uno ser el protagonista de un juego en el que vos tenés que superar el mayor rival que es el tiempo, entonces uno tiene que distribuirse muy bien el trabajo y está la presión, se siente mucha adrenalina y uno cuando menos piensa ya han pasado 15 minutos, 20 minutos y siempre es así. Logramos escapar y nos faltaban como 3 minutos, y eso fue la alegría de todos”.
Así empezó un proceso de alistamiento y montaje que duró 2 meses, en los que Camilo, junto con un amigo, ultimaron todos los detalles y abrieron el espacio al público en julio de 2016. Desde Budapest, Hungría, donde nació el concepto, llegaron los diseños de los juegos y los amigos desde aquí consiguieron los materiales y los instalaron en el espacio de la casa.
“Estar en Las Acacias, en Laureles Estadio, fue una decisión pensada. Queríamos estar en un barrio bueno, que tuviera buena cantidad de gente. Y Laureles y El Poblado son puntos de encuentro para los amigos, para las familias, por eso escogimos esta zona, además que en este sector hay casas grandes que se prestan para lo que Trap necesita”, reconoció Camilo.
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La dinámica es sencilla. La casa del barrio Las Acacias tiene 3 salas con diferentes temáticas y retos. En grupos de 2 a 6 personas se debe elegir una de ellas y reservarla mediante la página www.trapmedellin.com para vivir la experiencia durante 60 minutos.
La primera es La Bomba, ambientada en una bóveda de banco, con acertijos numéricos y de observación; en la segunda, La Pirámide, la clave está en descifrar y entender los jeroglíficos para cruzar entre los sarcófagos de la tumba de un antiguo emperador; por último, en Amazonas, se debe encontrar la manera de salir de la selva, utilizando brújulas, lupas, mapas y otras herramientas.
“A medida que el grupo va avanzando y va resolviendo cada juego, logra encontrar una pista que lo lleva a resolver otro. Si se queda mucho rato estancado resolviendo alguno, como la gente suele desesperarse, entonces nosotros también ofrecemos pistas, cada sala tiene un teléfono para que nos llamen. O si nosotros vemos que ellos están pegados en una parte, entonces los llamamos y ayudamos también”.
Y aunque las personas están realmente encerradas en una habitación durante la realización de los juegos, se tienen previstas las medidas necesarias para su seguridad. Los grupos son permanentemente monitoreados mediante cámaras y pueden comunicarse telefónicamente con los administradores en cualquier momento.
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De hecho, asegura Camilo, en estos 2 años nunca se ha presentado una emergencia o una situación de pánico: “En caso de miedo, nosotros entraríamos y le ayudaríamos a esa persona; no es cuestión de que la gente venga a pasar maluco o a sufrir. De hecho, nosotros acá no asustamos y es algo que nos preguntan mucho. La idea es que los acertijos pongan a las personas a pensar. Lo máximo que ha pasado es que recibimos una persona que les tenía fobia a las culebras, pero quería jugar en la sala Amazonas, así que quitamos todos los elementos de ambientación que simulaban ser culebras”.
La cara de Camilo se llena de satisfacción cuando habla con orgullo de lo emocionados que salen los jugadores. “Es muy bueno cuando la gente sale y sale gritando o está allá y resuelve algo y se emociona, entonces realmente cuando uno está atendiendo un grupo es muy chévere porque se siente la energía y, mira, nosotros acá tenemos un espacio en el que, cuando ellos salen, pueden escribir. Hace tiempo ya no tenemos ni espacio dónde poner los mensajes”, cuenta, mientras señala 3 paredes del vestíbulo principal de la casa que están repletas de frases emotivas escritas por los visitantes.
Y es que para Camilo, más que un espacio de diversión, Trap se ha convertido en su proyecto de emprendimiento: “Yo soy desarrollador de software y, digamos, tengo un trabajo estable, pero es chévere también uno tener algo que sea propio, y por eso yo creo que todos los que somos socios de Trap en Medellín y Colombia nos animamos a esto, a tener algo de nosotros y algo que veamos crecer y que le guste a la gente”.
Por lo pronto, Camilo y sus socios no aspiran a abrir más salas en la ciudad, pero sí a fortalecer una línea de juegos empresariales en la que vienen trabajando, pues “esto se presta mucho para temas de coaching, para selección de personal, resolver conflictos con equipos que tengan problemas entre sus integrantes, entonces nos buscan, separan las salas y están acá toda la tarde y hacen las actividades dependiendo de las necesidades. La idea de llegar a las empresas con juegos más pequeños, que pueden hacerse en cualquier escenario, para hacer pausas activas”. Todo ello, siempre buscando generar emociones porque “cuando la gente pasa bien, para nosotros es lo más reconfortante”.
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Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co