
¿Qué pasó con el parque de El Dorado?
En reunión con la comunidad los diseñadores del proyecto del parque de El Dorado dieron a conocer detalles de su propuesta; la Alcaldía de Envigado respondió algunas dudas.
Este mes se cumple 1 año desde que la terminal de buses de El Dorado fue desalojada por la Alcaldía para convertirla en un parque ecológico de 12.020 metros cuadrados.
¿Cuándo comenzarán las obras? Esa fue la pregunta que hizo Luis Carlos Cardona, integrante del consejo de administración de la urbanización Suramericana, durante una socialización del proyecto que tuvo lugar el pasado 25 de junio en la Secretaría de Medio Ambiente. El vecino comentó que el cierre de la terminal ha provocado situaciones colaterales, como la falta de iluminación, consumo de drogas y la inseguridad en el sector.
“Fue decisión del alcalde quitar la terminal y beneficiarnos con un pulmón verde, que fue lo que nos prometió, pero no sé hasta qué punto se embolate el proyecto el año entrante con otra administración”, expresó el vecino durante la reunión.
La ingeniera Heidy Fiebieger, de la Secretaría de Obras Públicas, explicó que aún no hay fecha de inicio, “pero ya están los recursos para hacer la construcción” y serían de pagos por obligaciones urbanísticas, es decir, del impuesto que las constructoras retribuyen por ejecutar proyectos en el municipio. “La idea es arrancar obra y ojalá pudiéramos entregar parte del parque este año“, indicó la funcionaria.
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Detalles del proyecto
En el encuentro también estuvieron los representantes de Insitu, que fue la empresa ganadora del concurso para diseñar el parque (ver recuadro de “En contexto”). Felipe Barreneche, arquitecto de la firma, explicó que la propuesta se basó en la capa del Plan de Ordenamiento Territorial del municipio, pero cuando entraron a hacer los estudios topográficos se dieron cuenta de que la quebrada no pasaba exactamente por donde decían los planos.
Por eso, de acuerdo con el arquitecto, vieron la necesidad de cambiar la orientación de la infraestructura del vivero, con el fin de respetar el área de retiro de la quebrada y mantenerla como zona verde para dejar a consideración si en un futuro se va a abrir o no.
Por lo demás se mantiene el planteamiento de este espacio con un área total de 2633 metros cuadrados. Allí, de acuerdo con Barreneche, estarán los baños, zonas exteriores de cultivo (1493 metros cuadrados), el invernadero y el aula ambiental.
Otro de los puntos presentados a la comunidad fue el acceso al parque por el Barrio Mesa (carreras 39 y 38A), donde las vías están desniveladas unos 6 metros respecto a la terminal. El arquitecto explicó que en este punto se vio la necesidad de adecuar escaleras y una rampa para el acceso de las personas en situación de discapacidad.
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Agustín Gutiérrez, director de Ecosistemas y Biodiversidad de la Secretaría de Medio Ambiente, precisó que para hacer la corrección del nivel deben trasplantar 7 árboles y talar 1 más.
Sobre el área recreativa el representante de Insitu explicó que la apuesta es tener un gimnasio al aire libre (136 metros cuadrados) “que sea más funcional”, que tenga, por ejemplo, bicicletas estáticas además de zona de pesas y lugar para personas con movilidad reducida y limitaciones visuales.
Por otro lado, el parque infantil tendrá un césped “apto para que las personas puedan caminar sobre él”, zona de columpios y una malla similar a la que hay en Parques del Río, pero más pequeña. Este espacio ocupará un área de 269 metros cuadrados.
También estará la zona de mascotas, con 212 metros cuadrados y canecas para disponer los desechos y un jardín acuático de 456 metros cuadrados, donde se plantea la idea de sembrar especies acuáticas y tener un juego de iluminación para rememorar la actividad minera que tenía lugar en la quebrada. En total el parque tendría 6023 metros cuadrados de zonas verdes.
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Durante la socialización la vecina Selma Trujillo, integrante de la veeduría del proyecto, insistió en la necesidad de abrir la quebrada La Mina, que pasa por debajo del predio, para que el parque ecológico se constituya alrededor del agua.
Al respecto, Agustín Gutiérrez explicó que aunque hay un colector de EPM al que están conectadas la mayoría de las casas, “hay otras que son difíciles de conectar” y, si se abriera, “tendríamos una quebrada muy profunda, con unas aguas que pueden estar muy olorosas“. Según el funcionario, esta intervención implicaría un costo más alto para la obra.
Otra de las preocupaciones que manifestaron los vecinos fue que al ser un espacio abierto el parque se convierta en lugar para el consumo de drogas. En ese sentido, Gutiérrez señaló la importancia de la apropiación por parte de la comunidad con buenos hábitos: “Ahí está la solución, hay que usarlo, hay que caminarlo”.
El vecino Luis Carlos Cardona también señaló la problemática de accidentalidad en las vías aledañas, pues, según él, los vehículos pasan a altas velocidades. Sobre este punto, la ingeniera Heidy Fiebieger señaló que están esperando concretar la fase de los diseños para que la Secretaría de Movilidad haga la revisión.
Durante la reunión, Andrés Mauricio Robledo, del colectivo cultural Casa Nostra, comentó que radicó un proyecto ante la Alcaldía para recuperar 1 bus y una buseta que aún permanecen en la terminal, con el fin de transformarlos en obras de arte que den cuenta de la memoria histórica y patrimonial de lo que fue el lugar durante casi 30 años.
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Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co