Santosh Singh, la india de la belleza en Laureles Estadio

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Santosh Singh, la india de la belleza en Laureles Estadio

Hoy, casi 20 años después de haber emprendido un camino laboral independiente en el mundo de la belleza, a punta de pulir cejas con hilo, Santosh Singh, una india que llegó a Colombia hace 24 años, explica que su vida actual es el resultado de las decisiones que tomó en el pasado impulsada por la meditación, una práctica en la que se sumergió en su juventud a través del sahaja yoga.

Esta, explica, fue una disciplina que halló gracias a una compañera de trabajo, quien la invitó a su primera reunión de un grupo de meditación. “En ese momento no lo entendí, no le vi el propósito, pero 6 meses después mi hermana me engañó: me dijo que nos íbamos de paseo, pero en realidad me llevó a un seminario de meditación que duraba 8 días”, recuerda con una sonrisa, y agrega que desde ese momento no dejó de practicar, “porque cuando estaba haciendo los primeros ejercicios empecé a sentir un olor a rosas que nadie más sentía. Fue algo muy especial porque me daba la sensación de estar más cerca de Dios”.

Hasta ese momento, Santosh, quien había nacido en Rhodna y se había mudado a Nueva Delhi en su adolescencia junto con sus padres y sus 5 hermanos, era la niña de la casa y la más juiciosa según su padres. De hecho, para orgullo de ellos ya se había graduado de un pregrado general, constituido por materias como Economía y Literatura; de un posgrado, en el que se certificó como profesional en Ciencias Políticas, y de una tecnología en salud y belleza. Esta última, aclara, “fue antes de empezar la universidad. Es más, cuando la terminé empecé a trabajar desde mi casa haciendo cosas de peluquería, y con lo que me ganaba me ayudaba con los gastos del posgrado”.

Ese oficio no solo le sirvió en su época de universitaria, pues al graduarse de politóloga “lo seguí haciendo los fines de semana, mientras en la semana trabajaba en el área contable de una universidad de arquitectos… Era un empleo provisional mientras encontraba otro en una empresa de petróleos”, revela, y agrega que sus ambiciones para entonces sólo estaban hechas de estudio y trabajo, porque no se visualizaba casándose y teniendo hijos, como la mayoría de las mujeres de su cultura.

Esa visión le cambió con la práctica de la meditación, porque luego de 6 meses de ejercicios de este tipo empezó a anunciar, para sorpresa de su familia, que se iba a casar. “Y yo ni sabía con quién, solo lo decía porque lo sentía y nadie lo creía”.

Ese presentimiento se hizo una realidad 6 meses después, gracias a una maestra de yoga que la conectó con Edgar Patarroyo, su esposo. “Ella lo conocía porque había venido a dar unos talleres a Colombia y se habían hecho amigos… En un diciembre lo llamó y le dijo que lo estaba esperando en un seminario en la India para que se casara con una hindú. Los del grupo de meditación le pagaron el tiquete y él se fue para allá. Llegó el día del matrimonio, y nos casamos sin conocernos. Él lo hizo porque la maestra le había dicho que le convenía. Él no lo puso en duda y así fue”.

Luego de legalizar diferentes papeles, Santosh llegó a Bogotá, la ciudad de su esposo, 6 meses después de la ceremonia, y 4 meses más tarde llegó a Medellín con su esposo, por sugerencia de la maestra. “Yo ya hablaba un poquito de español, así que me conseguí un empleo en un centro de belleza. Allí estuve más de 2 años, y luego alquilé un espacio en una peluquería por recomendación de los clientes que había hecho. 4 meses después monté mi propio local y desde eso han pasado 20 años; un tiempo en el que me he sentido bienvenida y feliz en la ciudad y en el barrio. Es algo que agradezco mucho” .

Por Laura Villamil.

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Fecha

Enero 29, 2016

Categoría

Emprendedores, Gente

Tags

emprendimiento, extranjera, india, laureles, meditación, mujer, negociante, yoga