Envigadeño pasó de trovar en la ducha a ser el rey nacional

Conozca al vecino que se impuso entre los 282 participantes del Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín.

La ducha se convirtió en escenario y el jabón en micrófono. Juan José era un adolescente cuando se encerraba en el baño para trovar (lo hacía bien pasito para que nadie lo descubriera). Mientras tanto se imaginaba con sombrero y a cientos de personas aplaudiendo, “era el rey del festival de los baños”… Quién iba a imaginar que un tiempo después cambiaría ese título por el de rey nacional de la trova.

Aunque Juan José Castaño nació hace 19 años en el Hospital General de Medellín, es envigadeño de pura cepa. Vive en la loma de Las Brujas y está en cuarto semestre de Derecho en la Universidad Eafit.

Desde que tiene memoria la trova hace parte esencial de su vida. El repentismo lo heredó de Raúl Mario, más conocido como Chispeta, su padre. A él lo acompañó a todos los concursos y creció siendo testigo de cada uno de sus triunfos.

La admiración por su papá se conjugó con la timidez y la vergüenza de no dar la talla. A pesar de que su casa era el punto de encuentro de los reyes nacionales, nunca se atrevió a lanzar una copla. Con el pasar de los años la curiosidad se hizo mayor y aprovechó sus momentos de soledad para rimar.

Por fin, en 2013, manifestó sus ganas de llegar de coronarse como el mejor, pero tenía claro que para lograrlo debía prepararse, leer y escribir mucho, “hubo unas vacaciones en las que llegué a leerme más de 45 libros, tenía que nutrir el cerebro para tener repertorio, tomé apuntes y empecé a trovar” .

En Cortrova recibió sus primeras clases y un año después participó en un certamen, aunque lo eliminaron en la ronda inicial, esa experiencia le sirvió para vencer su temor al público.

Se animó y en 2015 se fue para el Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín. Desafortunadamente no pasó las audiciones. Pero como las oportunidades están hechas para aprovecharlas, se presentó a la edición número 12 de ese evento y llegó hasta a la segunda ronda de la semifinal. Un año después, en el 2017, logró estar entre los finalistas.

“Sabía que me faltaba más cancha. Tenía mucha trova y mucha seguridad, pero no se reflejaban en el escenario, entonces decidí tomarlo como un juego y prepararme mentalmente para pulir esos detallitos que son decisivos en un Festival”, dice.

Su disciplina, pasión y empeño lo llevaron a conquistar el título de rey en 2018. Sabe que de ahora en adelante se vienen muchas propuestas y un gran crecimiento para su carrera como trovador, sin embargo, su prioridad es la universidad y promete no descuidar ninguna de las dos.

Hoy Juan José es el gran orgullo de su padre, de vez en cuando trovan juntos en la finca o en la sala de la casa. Su antecesor nunca tuvo la intención de que él siguiera su camino, pero sin pensarlo las competencias a las que lo acompañaba lo invitaron, “más que a medírmele a trovar, a ganarme todos esos trofeos”.

Por Dafna Vásquez
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