Las arepas de Tato son las mejores de Belén

Las arepas de Tato son las mejores de Belén

Las arepas de Tato son las mejores de Belén

Héctor Botero es un vecino de Las Playas que desde hace 5 años es famoso por las delicias que prepara en su negocio.

En fila, sobre una plancha, Tato pone las arepas de queso. Las aplasta, ese es el secreto, y les echa un poquito de mantequilla. Mientras tanto, una de sus 3 hijas sirve en un plato las que ya están listas. Les echa leche condensada y les espolvorea queso costeño. Esa combinación de sabores dulces y salados enamora a los clientes. Al primer bocado, y al ver la mozzarella chorreando por el tenedor, la mayoría asegura que “esas son las mejores arepas de Belén”.

Desde hace 5 años, en la carrera 71 con 10, Héctor Botero, o Tato, como lo conocen sus vecinos, saca un asador afuera de su casa (justo al lado de la freidora de su hermana, que ya cumplió 3 décadas vendiendo empanadas) para preparar arepas de queso y de chócolo.

La idea de montar el negocio fue espontánea. Estaba en el centro de Medellín, cuando vio una multitud: “O ahí están regalando algo o mataron a un cristiano”, dijo antes de acercarse. De pronto vio cómo la gente recibía eufórica varios platos con arepas. Era increíble. Esperó a que el lugar quedara solo, quería preguntarle al dueño quién las fabricaba.

A Tato se le ocurrió que esa opción de emprendimiento podía sacarlo de la bancarrota. “Usted llegó dónde era”, respondió el dueño… “Si quiere montar un negocio, yo le presto un carrito y le fío las arepas. Tranquilo que la plata es lo de menos”. Tato no lo podía creer. A la semana siguiente ya todo estaba listo, no era sino empezar a vender.

No tenía experiencia en la cocina, durante 31 años se había desempeñado en una empresa de mensajería como facturador de paquetes. Pero se atrevió. “Al principio fue duro. Me sentaba yo en las escaleras todo preocupado porque eran las 7:00 p. m. y apenas había vendido una arepa. Casi tiro la toalla“, expresa.

Sin embargo, el voz a voz hizo magia. Personas de otros barrios llegaron y con ellas una sonrisa en el rostro de este hombre de 59 años. Una semana después fueron no 3, 4 ni 5, fueron 100 por día, y cuando tiene suerte, como en la Semana Santa pasada, más de 500.

Aunque normalmente trabaja desde las 5:00 p. m. hasta las 11:00 p. m. (menos los martes, que descansa), hace 4 meses abre también en las mañanas para vender las arepas de chócolo con quesito que él mismo, con la receta de su hermana, prepara. El propósito es que sus clientes, antes de irse al trabajo, se deleiten con un buen desayuno.

Cuando Tato sale a la calle todos los vecinos lo saludan. Es famoso en Las Playas no solo por vivir desde pequeño en el barrio, sino por su amabilidad. De hecho, esa calidad es otro de los secretos del negocio, todo el que come allá regresa, porque él los mima, les echa más leche condensada, más queso y hasta les da la ñapa.

Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co

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Fecha

Octubre 24, 2018

Categoría

Belén, Emprendedores, Gente

Tags

aeroparque, arepas, belén, comida, comida callejera, gastronomia, Historia