Nunca es tarde para ser artista

Nunca es tarde para ser artista

Nunca es tarde para ser artista

Después de trabajar durante más de 4 décadas en publicidad y mercadeo, este vecino de Laureles (Medellín) se dedicó a pintar.

“Imagínense que una vez me ofrecieron un puesto, una oportunidad de trabajo, en un lugar que había oído nombrar desde mi desayuno infantil con mi mamá, la arepa y el chocolate Cruz… Nunca me imaginé que esta casa fuera tan grande y descrestante. Bueno… Me metí… Me recibieron”, y ahí mismo, dice, encontró su otra pasión: el arte.

Con un montón de fotos y revistas, que ojea de vez en cuando, Julio Orlando Murillo lee y recuerda sus cerca de 12 años vinculado a la Compañía Nacional de Chocolates. Allá llegó después de graduarse como Administrador de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), estudiar Mercadeo y Publicidad por correspondencia y trabajar en distintas agencias como director de eventos.

El relanzamiento del café Sello Rojo, que estuvo a su cargo, lo acercó a la Nacional de Chocolates y desde entonces su vida se resumió en un hotel 5 estrellas, un avión y un par de maletas. Pasaba fuera de su casa hasta 3 o 4 meses seguidos.

Como coordinador nacional de eventos y promotor nacional de mercadeo, recorrió casi toda Colombia, sus festivales, certámenes y fiestas. Pero sin duda, lo que más disfrutó Julio durante su paso por la empresa fue tener a su cargo el programa “Nacional de Chocolates quiere a los niños”, que facilita el proceso educativo con la dotación de implementos escolares para niños y escuelas rurales, ubicadas en zonas de difícil acceso.

Me secuestraron 5 veces, ya que visitaba lugares azotados por la violencia. Sin embargo, apenas la gente me veía llegar se enloquecía, habían unas escenas humanas bravas, pero otras muy bonitas que lo valían todo”.

El servicio social marcó su camino y entonces también se dedicó a ser voluntario en varios eventos de ciudad, como el Desfile de Silleteros, hasta que se jubiló y se prometió “hacer lo menos posible”.

En 2009 volvió a estar en casa por más de 30 días seguidos. Decidió dedicarles tiempo a su familia y a sus pasiones, entre ellas, una que adquirió estando en la compañía que tanto amó.

“Cuatro años antes de jubilarme entré a un curso de pintura que dictaban en la Nacional de Chocolates para que aprovecháramos el tiempo libre. Compré los lienzos y los acrílicos, me fui soltando y me encarreté”.

Julio nunca imaginó que después de tantos años, el arte sería su pasatiempo y, aunque dice que no es pintor, sino más bien un aficionado, se dedica día y noche a desarrollar los proyectos artísticos que cuelga en su casa, regala o vende.

Su más reciente creación es un cuadro de acrílico sobre adhesivo que expondrá el próximo 3 de septiembre en el encuentro de artistas bolivarianos de la UPB. Para esa ocasión, una silletera que le recuerda sus días en el campo, las sonrisas y la nobleza de quienes durante muchos años lo miraron con inocencia.

Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co

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Fecha

Agosto 23, 2019

Categoría

Artistas, Laureles, Vecinos

Tags

arte, artista, exposicion, laureles, Medellín, Mercadeo y Publicidad, pintura