
El niño de El Poblado que se convirtió en un genio del origami
Todo lo que termine en “edro” lo sabe hacer Pedro. Al menos así lo expresa este niño de 10 años, vecino del barrio San Lucas en El Poblado y un experto origamista, quien sorprende con su talento, no solo con las figuras de papel sino también en el piano y demás artes.
Te sostiene una conversación, de lo que sea, como si ya fuera un adulto hecho y derecho. Pedro Ochoa nos cuenta cómo se enamoró del origami, una técnica japonesa que no es cualquier cosa; es un arte que ha cautivado a la familia de este niño desde hace varias generaciones.
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Vuela su creatividad
Apenas desde el año pasado perfeccionó su técnica, ¡pero de qué manera! La habilidad de Pedro para sus creaciones en origami superó al maestro. Según su mamá, Alina Berrío, este niño “entendió la técnica rápidamente y comenzó a hacer figuras increíbles. Al principio fue con mi ayuda porque también me ha gustado el tema gracias a mi abuelo, pero ya él solito me supera cada vez más”.
En su mesa de trabajo pudimos observar grandes kusudamas (esferas con distintas formas y colores), animales, poliedros, estrellas, flores, entre otros elementos. “Varias de estas figuras las hice porque me guié de un libro de origami que me gustó mucho. Para las figuras más grandes se requiere más tiempo para realizarlas, pero cada vez le voy cogiendo el tiro”, comenta Pedro, estudiante de cuarto grado en el Colegio Alemán.
El origamista nos cuenta que esta técnica le llamó la atención “porque decora la casa de manera muy bonita, me relaja y distrae, gracias a la ensamblada de dichas figuras. Casi todo el tiempo libre que tengo, a parte de las materias que veo en el colegio, lo dedico a hacer origami”.
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Es hijo único, sin duda, el consentido de toda la familia. Nos cuentan los papás (Alina y Juan José) que su forma de ser encantó a tíos y amigos, quienes ven en Pedro un ser especial. “Creemos que la formación que ha tenido, dándole prioridad a otras cosas, más que a un celular o computador, ha hecho que Pedro tenga un nivel cognitivo más amplio y una disciplina consigo mismo que lo hace explorar más sus talentos”, dice Alina.
Y de eso es consciente Pedro, quien prefiere sentarse a tocar piano que dedicarse a los videojuegos, por ejemplo. Y así fue. Mientras se le hacía su sesión de fotos, el niño no dudó en tocarnos algunas piezas musicales con el piano que se ubica en la sala de su casa. Eso sí, con las figuras de origami a su lado.
“En las vacaciones aprovecho para buscar figuras con módulos más grandes y dedicarme a armarlas. Es una pasión que siempre va a estar presente en mi vida, sin pensar por ahora qué voy a estudiar en la universidad”.
Este vecino, un gigante del origami, dará de qué hablar en un futuro, sin duda alguna, y nos demostrará que su alma de niño genio será su principal herramienta para darle vuelo a su creatividad. Ya lo hace a través del papel.
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Pedro en compañía de sus padres, Alina y Juan José.
Por: Daniel González Jaramillo
danielgj@gente.com.co
Fotos: Camilo Suárez