
Cuando el antejardín se vuelve negocio
Vecinos de Laureles, en el occidente de Medellín, manifiestan preocupación por la construcción de locales y edificios sobre antejardines. Conozca en qué casos se permite.
Si usted transita con atención por algunas calles de Laureles, por ejemplo, la avenida Nutibara o la carrera 78, notará que en algunos tramos el andén parece hacerse más angosto. Y es que tal vez donde antes hubo un guardaparque o una planta floral hoy haya un muro. Y justamente eso le ocurrió a Néstor Sánchez, vecino de la Nutibara, solo que para él se hizo mayor el problema cuando notó que el local que estaban ampliando en lo que era un antejardin quedaba al lado del edificio donde vive.
Poco a poco fue testigo de cómo un conocido restaurante dio inicio a las obras: extensión de la fachada, instalación de vigas y ampliación del techo. En un principio, el vecino se opuso, pues consideró que no solo se estaba afectando el paisajismo del barrio, sino que también se estaba reduciendo el espacio público. “No tenían la licencia, así que fui a la Inspección de Policía a denunciar, pero en ese transcurso de tiempo ellos tramitaron el permiso con Curaduría”.
Una impotencia similar sintió Mario Rodríguez, habitante del barrio La Castellana, cuando empezó a ver que los antejardines de su cuadra comenzaron a llenarse de cemento: “No dejan ni un solo espacio donde puedan sembrar un árbol urbano. Los constructores que vienen haciendo edificios se podrían asesorar con el Jardín Botánico para saber cuáles serían las especies para plantar, pero, en lugar de eso, donde antes había una casa con antejardines y árboles ahora terminan la obra dejando solamente cemento”.
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Lo que a Rodríguez le llama la atención es que cada vez autoricen más “desapariciones” de antejardines, teniendo en cuenta que “en la ciudad se han tenido desde el año pasado varios episodios de contingencia del aire y va creciendo poco a poco la desertificación del barrio, que antes gozaba con árboles y plantas que nos regalaban oxígeno y sombra“.
No obstante la normatividad es clara. De acuerdo con la Secretaría de Gestión y Control Territorial de Medellín, los establecimientos comerciales pueden ampliar sus locales sobre los antejardines, “siempre y cuando el objetivo sea solo ubicar en ese espacio mesas y sillas y cuenten con su debida licencia de construcción”. Desde allí se confirma que el establecimiento tenga la licencia en orden y cumpla con la norma, “si esto no ocurre, se remite el informe a la inspección de Policía correspondiente”. Si para la obra se requiere hacer alguna tala o trasplante de árboles, se debe contar con la licencia ambiental que emite el Área Metropolitana.
Pero esto no soluciona las inquietudes de Néstor Sánchez, puesto que “veo afectada mi seguridad. El techo del local quedó justo al lado del balcón y cualquiera puede trepar por ahí. Me aconsejaron que demandara, pero hay que contratar abogados y todavía no tengo los recursos. Yo me niego a que las cosas se tengan que quedar así”.
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Por Sergio Andrés Correa
sergioco@gente.com.co