Un museo de motos se ubica en un sótano de Envigado

Un museo de motos se ubica en un sótano de Envigado

Si usted ha visto una moto clásica en el techo del mall Villagrande es porque también ha apreciado una de las joyas de Simón Blanco Carreño, vecino en la Loma de Las Brujas de Envigado, reconocido por su negocio de alitas y comidas rápidas (Hot Wings) y por conservar un museo de motos clásicas (Museo Moto Blanco) en este reconocido espacio comercial del municipio.

Bajar al sótano del local 105 es transportarse, no solo a épocas pasadas, sino también al significado especial de la familia Blanco, grandes coleccionistas de piezas clásicas que hoy se sienten orgullosos de contarle al público esas anécdotas a la hora de adquirir dichos elementos antiguos.

Conserva la tradición

La pasión por conservar, restaurar y exhibir motocicletas comenzó con el bisabuelo de Simón. “Este negocio ya va para la quinta generación, desde mi bisabuelo, Ernesto Blanco, de quien aún conservamos su moto, pasando por mi abuelo, el capitán del Ejército de Colombia, Fernando Blanco, de quien conservamos una de sus motos militares.

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Sigue mi papá, Édgar Fernando, quien hereda esta tradición y se dedica a la restauración de estos vehículos, que sirvieron a la Policía, al Ejército, al Tránsito, los bomberos, entre otros. Yo continúo con el negocio y todos los aprendizajes que ellos me heredaron”, explica Simón.

Hace 40 años que el Museo Moto Blanco se ubica en Villagrande, pero dicha trayectoria ya suma unos 100 años de existencia. “Las restauraciones que se hacen a estas motos antiguas es un proceso muy complejo que requiere de paciencia, mucho amor, tiempo, investigación, creatividad y dinero”, comenta el comerciante.

Estas motos han sido parte de importantes eventos y desfiles que se realizan a nivel nacional e internacional. “La gente admira mucho estas motos, se roban el show a donde quiera que vayan y se portan muy bien, no ponen problema para nada”.

En el museo se pueden ver diferentes motos especiales, una de ellas es una blanca y azul, que tiene la aerografía del papá de Simón. Se trata de una Heritage, Harley Davidson, modelo 1997. “La otra es de color mostaza, una moto muy especial, del año 1952, un tesoro que encontró mi papá en la década del 80, un vehículo que fue activo en el Tránsito de Medellín en esa época del 50”, explica Simón.

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Una moto azul también adorna el museo; es militar y también tiene su historia. “Son motos WLA Army, de 1942, hechas para la Segunda Guerra Mundial. Mi papá compró un lote de esas motocicletas que llegaron por una donación de Estados Unidos para Colombia. Fueron encontradas en una isla colombiana, donde se ubicaba un monasterio. Uno de los sacerdotes realizó un remate con dichas motos y mi papá adquirió unas 15 motos”.

Moto WLA Army, de 1942, usada en la Segunda Guerra Mundial.

De estas motos militares, cuatro se encuentran en el museo de Villagrande, cuidadas por su hijo Simón. Verlas da emoción, como si estuviéramos en una de las películas de Indiana Jones, quien se aventuró en la Segunda Guerra Mundial.

Un dato: estas motos también sirvieron para ambientar la novela ‘Loquito por ti’, del canal Caracol, cuya historia se contó en la década del 70. Y este vecino puede estar tranquilo. Sus dos hijos, Abraham, de 8 años de edad, y Valentín, de 6 años, también nacieron con esa pasión por las motos.

“Ya son motociclistas y practicamos el deporte de una manera muy familiar. A ellos les gusta el museo, les gusta la mecánica, vienen, me acompañan en este trabajo y se han empapado un poco de la historia de estas motos y de cómo las adquirieron sus abuelos”.

En el restaurante de comidas rápidas también se pueden ver otras piezas clásicas, propiedad de los Blanco. El uniforme militar del abuelo, las fotos de las travesías en moto del papá Édgar, recortes de periódico, entre otras. “Es un lugar de tradición para los envigadeños, nuestra razón de ser… y por eso uno se encariña tanto con estas piezas, que son tan admiradas por el público”. Simón, muy parecido a su papá, continúa con este legado, el cual, como dice él mismo, requiere de paciencia, amor y dinero para conservarlo, pero pesa más ese significado que quieren mantener por muchos años más.

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Por: Daniel González Jaramillo
danielgj@gente.com.co

Fotos: Carlos Velásquez

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