
Isabel y Carmen le explican el feminismo en plastilina
Con el ferviente propósito de alzar la voz y visibilizar el concepto del feminismo desde una mirada desinhibida y juvenil, estas vecinas crearon un podcast donde conversan acerca de la feminidad, el cuerpo, el consentimiento, el acoso y demás situaciones que vulneran los derechos de las mujeres.
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¿Qué tienen en común una estudiante de arquitectura y una de comunicación social?, pues eso, que son mujeres y como la gran mayoría han experimentado circunstancias adversas por el simple hecho de haber nacido con dos cromosomas x, como cuando a Isabel Ángel un hombre le envió fotos íntimas sin ella solicitarlo o cuando a Carmen Aguirre la acosaron en una construcción.
Caminar por las calles y recibir piropos obscenos se volvió paisaje en una metrópoli donde según cifras de la Secretaría de las Mujeres el 34,6% de las adolescentes son víctimas de acoso callejero varias veces al día; y el 60% de las mujeres no sienten que Medellín sea una ciudad segura para ellas.
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Aunque este par de vecinas se conocen desde el colegio su amistad solo afloró en la adultez cuando Carmen expresó que padecía depresión y a raíz de eso entabló un diálogo con Isabel, una paciente diagnosticada con síndrome de Alport, enfermedad crónica que la ha inspirado para contar su historia en redes sociales.
Juntas le apostaron a desarrollar el tema del feminismo buscando ilustrar desde cero nociones relacionadas con este movimiento, así nació Feminismo en Plastilina, un espacio en Instagram y Spotify donde el debate tiene cabida al igual que la enseñanza y el pensamiento crítico.
El primer episodio narró la idea de la feminidad en el constructo social actual como antesala para una segunda entrega que viajó en el tiempo para hablar acerca de la feminidad en la historia. La comunidad que se ha gestado alrededor de este contenido participa activamente de los temas compartiendo de forma anónima o con nombre propio algunos testimonios.
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“Muchas chicas se han abierto a compartirnos situaciones que han atravesado y eso nos ayuda a entender que no somos las únicas que vivimos estos procesos, por eso hablamos desde nuestra realidad y nos acercamos al público”, menciona Isabel.
Su tercer capítulo relató vivencias y consecuencias del body shaming, entendido como el acto de ridiculizar o burlarse del aspecto físico de una persona, en este caso, de una mujer. Con la cabeza rapada y las botas bien puestas Carmen luce un look que ha despertado diversas opiniones a favor y en contra, pues lo que para ella es su mismísima escencia para otros representa una imagen varonil desfavorecedora.
“Al cortarme todo el pelo sentí el machismo viniendo de todas partes, me decían que tenía que tener el pelo largo para la universidad y cosas así, pero yo estaba liviana con ese cambio y no por eso soy menos femenina, de hecho, soy más libre“, expresa Carmen, una defensora acérrima de la sororidad, esa cooperación y entendimiento entre mujeres que actualmente profesa la comunidad de Feminismo en Plastilina.
La red de apoyo que han formado devela paradigmas tan comunes como la histórica rivalidad entre mujeres que tiene origen en una sociedad patriarcal y machista, pues según estas vecinas lo anterior ocasionó que muchas entraran a compararse y a competir, incluso, por los mismos hombres.
Según Isabel, hoy en día tratan de entender que no son enemigas y que juntas son más poderosas y pueden transformar pensamientos que a lo largo de varias generaciones se fueron normalizando. A todas les ha tocado vivir de una u otra manera el acoso, el abuso o el maltrato y el objetivo es que los hombres se unan al cambio y en conjunto rompan esos estereotipos.
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Tienen claro que machistas no solo son los hombres, también las mujeres en vista de que todos fueron formados bajo las mismas creencias. Su quinto episodio cuenta con una abogada invitada para tratar la perspectiva del consentimiento y analizar ejemplos crudos pero reales como el famoso caso de la manada, en España.
En un contexto como el de Colombia se estima que la penalización para un caso de acceso carnal violento corresponde a una condena de 12 a 20 años de prisión, sin embargo, en España este episodio fue catalogado como violación múltiple (no abuso sexual), por lo cual la sentencia final terminó en 15 años para los cinco autores.
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Espiritualidad y feminismo de la mano
Este par de amigas tienen muchas cosas en común y otras no tanto, un aspecto que ha fortalecido su tolerancia a la diversidad. Isabel está a favor del aborto, Carmen no, ambas creen en Dios pero la primera desde un aspecto holístico y la segunda desde el ámbito religioso. Están a favor del matrimonio y la adopción homoparental y con este tipo de contenidos buscan abrir la mente a nuevos comportamientos más empáticos, compasivos y respetuosos.
“No estamos buscando imponer una ideología, queremos que las personas nos den sus aportes y generemos un debate sano porque todos los puntos de vista son bienvenidos”, dice Isabel. Por otro lado, Carmen asegura que ambas sueñan con llevar este proyecto a entornos educativos como los colegios para mostrarles a los niños y jóvenes de qué se trata este movimiento y que participen desde pequeños.
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Por: Michelle Acevedo Vélez
michellea@gente.com.co
Fotos Cortesía.