“Buscarle el lado bueno a todo, mi secreto para vivir 100 años”

Buscarle el lado bueno a todo, mi secreto para vivir 100 años

“Buscarle el lado bueno a todo, mi secreto para vivir 100 años”

Esta vecina de Laureles (Medellín), que cumplió 100 años el 3 de octubre, nos cuenta cuáles son sus claves para la longevidad y la buena salud. Conózcala.

Cuando Betsabé Valencia terminó de tejer y unir los 1456 cuadros del mantel que le encargó doña Ruth, su cliente ya había muerto. “Yo pensé que no iba a alcanzar a finalizarlo y vea, se lo tuve que vender a una sobrina y acá estoy, con 100 años”.

Casi que todo el día, Bersa, como le dicen a esta vecina de cariño, se la pasa haciendo croché. Cada cuadro, de 6 cm por 6 cm, lo teje en media hora y sin ninguna ayuda extra. No necesita gafas, ni para leer ni para coser, porque “el jugo de zanahoria en la sobremesa y en el algo me conservó la vista”.

A ella nadie la conoce brava. Se mantiene sonriendo y contando chistes. En la tarde le encanta dar una vuelta a la manzana y comerse un chococono, aunque para el calor y el buen ánimo prefiere una cerveza.

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Es una tesa haciendo operaciones matemáticas. Todos los cálculos (aún hoy) los hace al aire y a pesar de que solo estudió hasta segundo de bachillerato, en sus trabajos como tendera, todos sus jefes le decían que ella parecía con una registradora en la cabeza.

Doña Bersa nació en Nariño, se crió en Sonsón, vivió en Marinilla y, hace más de 20 años, está radicada en Medellín. No se casó ni tuvo hijos, pues según cuenta, solo la perseguían los borrachos: “Hubo uno que quise mucho, pero resultó muy toma trago, entonces lo dejé… Incluso me llevó una serenata de despedida y estaba tan mal que amaneció tendido en la acera. Apenas despertó se fue, con tan mala suerte que dejó la boina y con un marcador le escribí: ‘Recuerdo de mi última rasca, adiós para siempre’… Y ahí se acabó todo”.

Sin embargo, dice, no le hizo, ni le hace falta compañía. Con sus 8 hermanos (7 hombres y una mujer), tuvo una excelente relación, “nos manteníamos juntos para arriba y para abajo. La última que murió fue mi hermana Angelina, que duró 100 años y medio. Cuando ya me quedé sola busqué un hogar y encontré este (Alborada Otoñal), donde me tratan bien y tengo muy buenos compañeritos… De igual manera, mis sobrinos viven pendientes de mí”.

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Asimismo, admite que los niños siempre han sido su debilidad. De hecho, el garaje de su casa, en Marinilla, hizo las veces de guardería, “todo empezó porque las vecinas, cuando se iban a mercar, me dejaban a sus hijos y yo los sentaba en una culebra de 5 metros (hecha a punta de retazos) y les enseñaba a cantar, a jugar y a rezar. Comencé con uno, cuidándolo por horas, y terminaron siendo 20, que hasta se quedaban a amanecer”.

Ella misma tiende la cama, se baña, se viste y se arregla. Es una mujer autónoma, cuyo secreto para vivir 100 años “es el optimismo, la vida activa y buscarle el lado bueno a todo”. En el closet mantiene una maleta con 2 vestidos, “uno de luto, porque de pronto hay algún aniversario o se muere alguien, y otro de fiesta, por si hay alguna reunión. Es mejor mantenerse lista, porque me voy para donde me inviten, además, conmigo siempre se abren las puertas del buen humor”.

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Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co

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Fecha

Octubre 11, 2019

Categoría

Gente, Laureles, Vecinos

Tags

100 años, adulta mayor, cumpleaños, Historia, laureles, longevidad, Medellín, optimismo, residente, señora, vecina