Los buñuelos más tradicionales de Belén

Los buñuelos más tradicionales de Belén

Los buñuelos más tradicionales de Belén

Tradición, servicio y sabor son los principales atractivos de las tiendas de parva en Belén. Gente dio un paseo por algunas de ellas. En nuestro recorrido, sugerido por nuestros lectores, nos encontramos con estos buñuelos.

La historia de la Buñuelería Especial es “buena, difícil y bonita”. Así lo dice su dueño, José Alberto Granados, quien llegó a este lugar de Belén en 1975, después de haber pasado por Aranjuez, Campo Valdés y otro local en la 30 con la 70.

Este hombre, oriundo de Amagá, aprendió a hacer buñuelos mientras trabajaba en la panadería de su tío, en La Floresta. La fórmula era la misma que aparecía en las cajas de Maizena, pero un trabajador de allí la fue mejorando y, en la medida que los materiales se volvían más óptimos, el sabor se fue reconociendo.

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Comenzó a vender en la calle, en compañía de un primo, y recuerda que cuando una oficina de la Asociación de Cafeteros que quedaba en la calle 33 recibió un consejo de un cliente que aún hoy sigue siendo su norte: hay que cuidar la calidad. Esto más el buen servicio y el aseo son, según don José Alberto, los 3 factores que han posicionado su negocio como uno de los más reconocidos de la ciudad.

Lo mejor de sus buñuelos, cuenta el vecino, es que se conserva el 50/50 (mitad queso y mitad masa), además de la calidad del aceite, que se mantiene limpio. Su ingenio lo llevó a adaptar una especie de tobogán que le sirve para transportar los buñuelos desde las freidoras hasta una bandeja en la que pueden almacenarse hasta 450.

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Allí se escucha todo el día el rasqueteo de las tenazas para empacarlos en cajas o bolsas, un sonido que se hace más frecuente entre las 7 a.m. y 10 a.m., y de 3 p.m. a 6 p.m. La Buñuelería Especial se vuelve una fábrica cada diciembre, el número de trabajadores pasa de 7 a 40 y se arma una fiesta entre los clientes que aguardan para llevarlos recién hechecitos.

Su esposa Olga del Socorro Uribe, quien murió hace 7 años, fue su mano derecha, ella era profesora y se retiró para ayudarlo con la parte administrativa del negocio. Don José Alberto la recuerda como una mujer juiciosa y ordenada, y habla con orgullo de sus 2 hijas, una ingeniera y otra sicóloga, a quienes les dio estudio gracias al trabajo duro.

Por Jessica Serna Sierra.
jessicas@gente.com.co

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