
Las galletas de Lucho crean adicción
Las de avena con pasas, chocolate y parmesano se roban el suspiro de más de uno. Conozca la historia de este vecino.
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Ese olor a torta torta y a galletas recién hechas permanece latente en su memoria, así como la imagen de aquel niño curioso al que Blanca Cecilia Garcés le daba trucos y fórmulas, pero que también se tomaba la plena libertad de explorar y crear sus propias recetas.
Aunque suene inverosímil, Luis Ernesto Salazar, cocina desde antes de nacer.
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Su mamá, estando embarazada, se metió a cuanto curso de culinaria encontró y así se la pasó durante 20 años seguidos.
Él, además del gusto por la repostería, le heredó todos esos conocimientos.
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“Mi mamá siempre me da recetas, yo las hago tal cual me dice y las pruebo. Luego las repito, pero con mi sello (un par de ingredientes de más) y hasta que no me queden deliciosas y adictivas no dejo de explorarlas”.
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La galleta de avena y pasas, la favorita de muchos, es obra de Blanca Cecilia, con algunas mejoras de Luis.
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“Esa galleta es rezar, pecar y empatar, de hecho gracias a este producto compré horno y batidora profesional”.
En una de sus tantos intentos de reencontrarse con su esencia, este diseñador gráfico comenzó a vender brownies y galletas en el trabajo.
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Ahí nacieron las galletas de parmesano y albahaca y chocolate y almendras.
Sin embargo, apenas llegó el covid -19, a este vecino le tocó parar, “no tenía un protocolo de bioseguridad claro, pero cuando ya supe cómo estaban haciendo los restaurantes, reabrí y me resultó un contrato para realizarle todos los snacks a una agencia de viajes”.
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Así pasó de hornear de vez en cuando, a hacer entre 400 y 500 galletas semanales. Para darle un ‘refresh’ a su emprendimiento, le cambió de nombre.
Quería sentirse identificado con la marca, por eso, después de una lluvia de ideas, eligió Lucho Galleta, “el nombre perfecto para la marca de un man que se llama Luis, que es gay (que es galleta que se quiebra) y que además hace galletas”, dice entre risas.
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Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co