Valentín, Nicolás y Camilo no son panaderos, pero desde hace 2 meses que abrieron un perfil en Instagram el pan de chocolate, cinnamon roll, 3 quesos y mozzarella de búfala son las sensación en redes sociales.
Ver esta publicación en Instagram
No se pierda: Tres panaderías recomendadas en Medellín
Aunque de profesión es cocinero, lo primero que hizo Nicolás Cadavid cuando comenzó la pandemia fue llamar a Valentín Flórez y a Camilo Giraldo, sus amigos de toda la vida, para que desarrollaran una cabina de desinfección.
Sin embargo, cuando ya la tenían lista, el Ministerio de Salud y Protección Social informó que este tipo de dispositivos no eran recomendables para covid-19.
A pesar de todos los esfuerzos y el tiempo invertido, estos vecinos de El Poblado dejaron su creación de lado y comenzaron a vender lavamanos portátiles, pero el negocio no dio buena rentabilidad.
Recuerde: La parva de doña Aída es famosa en Laureles
“En abril, durante el cumpleaños de mi esposa, probamos las masas de pizza y los panes de Valentín así que le propuse que montáramos una panadería”, cuenta Nicolás.
Ver esta publicación en Instagram
Cada uno desde sus redes sociales promocionó los panes y ese primer día vendieron 40. “Pero todo se salió de control y al tercero ya los pedidos eran de más de 100”.
Don Alberto, el papá de Camilo, entró como socio capitalista, y les abrió las puertas de su casa para que trabajaran desde ahí.
Ver esta publicación en Instagram
Además: Tres panaderías recomendadas en Medellín
En cuestión de 15 días convirtieron el garaje en una fábrica de pan, compraron máquinas, moldes y hornos, contrataron a una empleada y sus esposas también comenzaron a trabajar en el nuevo emprendimiento.
A las 4:00 a. m. empieza la función “para que la gente tenga en su mesa un pan recién hecho para el desayuno” e igualmente, en el transcurso del día amasan y hornean para despachar los pedidos de la tarde. El paso a seguir es abrir un local que ya está casi listo.
En 2018, luego de un viaje de intercambio académico a Alemania, Valentín se obsesionó con el mundo de la panadería. “Tuve la fortuna de vivir con 2 personas mayores que, todos los días, me llevaban a un lago a nadar y en el camino a casa recogían frutas para hacer mermeladas y consumirlas con un buen pan”.
De ellos aprendió la receta de las conservas, sin embargo, cuando llegó a Medellín no pudo encontrar un pan ni siquiera parecido al alemán.
“Me metí a Youtube para mirar cómo se preparaba, pero no solo vi elpaso a paso, también empecé a investigar sobre la función de cada ingrediente”.
También: En Envigado hay una panadería para mascotas
Convencido de que ya era un experto, este estudiante de Ingeniería Mecatrónica hizo su primer pan. “Fue un desastre”, dice.
Ver esta publicación en Instagram
Al segundo intento se demoró 2 horas amasando y tampoco funcionó, “hasta que hice uno medio decente, pero cuando se enfrió quedó como una piedra”.
No se dio por vencido. Convirtió la cocina en un laboratorio y, en complicidad, se quedaba toda la noche haciendo experimentos con el pan.
Desarrolló una masa madre y le consultó por Instagram sus dudas a un panadero argentino, “a los 3 días de estar hablando con él horneé mi preparación y me quedó deliciosa”.
Ver esta publicación en Instagram
Le interesa: Nataly hace joyas de chocolate
Compró una pequeña máquina para amasar y vendió sus productos por redes sociales a familiares y conocidos. En su nueva pasión vio una oportunidad de negocio, sin embargo, Valentín no contaba con los recursos económicos para cumplir ese sueño.
Pero sin que nadie se lo esperara llegó el nuevo coronavirus y la cuarentena, pero también la lealtad y el apoyo incondicional de la amistad que junto con la perseverancia y la disciplina materializaron La Fabrica del Pan.
Ver esta publicación en Instagram
Importante: El amor por la repostería unió a este par de hermanas
Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co
Septiembre 1, 2020
El Poblado, Emprendedores, Gente