Margarita Moncada, la terapista con ángeles de celebridades como J Balvin y Maluma, es nuestra vecina. Conozca sobre sus dones.
Mientras caminaba por la calle o recorría algún centro comercial Margarita Moncada recibía información sobre personas que ni conocía: sabía qué les iba a pasar, cómo podían enfrentar eso que les robaba el sueño y hasta le llegaban mensajes de sus familiares fallecidos. En ese entonces no sabía cómo controlarlo.
Desde los 3 años de edad esta vecina de El Poblado pasaba tardes enteras en el patio de su casa jugando con quienes llamaba sus amigos. Por mucho tiempo sus papás la vieron hablar, correr y sonreír sola, pero creyeron que se trataba de algún personaje imaginario.
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Sin embargo, era tanta su insistencia con el tema que al entrar al colegio, le prohibieron conversar con esos seres que la apartaban del mundo real y solo ella sentía. Ante tal restricción dejó de verlos durante muchos años.
“Me volví retraída, temerosa, tímida y callada. Prefería estar en silencio para observar cómo se comunicaban las demás personas y cerciorarme de que yo no fuera la única que los estuviera viendo”.
Lo que sí nunca perdió fue la sensibilidad con las energías de los lugares. Con solo entrar sabía si algo no estaba bien, aunque muchas veces pensó que era miedo.
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Terminó el colegio y estudió bacteriología… Así como un día cualquiera desapareció su don, así mismo, hace 10 años, se despertó.
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“Estaba en la cama todavía entre dormida cuando una persona, que solo había visto una vez en la vida y ni siquiera era mi amiga, se me apareció para mostrarme que el día anterior había fallecido. Me llevó al lugar del accidente y me contó qué le había pasado”. Al volver en sí, se fue para el entierro a comprobar la historia.
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Coincidencialmente se sentó al lado de un familiar y sin preguntárselo, le confirmó todo, “es como si ella me estuviera diciendo: tal cual la viste, así pasó”.
De ahí en adelante, comenzaron una serie de sensaciones que no podía controlar físicamente. “Tenía visiones y visiones de conocidos o personas que me encontraba en los supermercados, ya era tan fuerte que me tocó buscar cómo limitarlos”.
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Se fue hasta Hawái a estudiar terapia con ángeles, pero como no fue suficiente se especializó en reiki, geometría sagrada y esencias florales para dominar esos dones y mantener su energía purificada.
Un año después de asistir al entierro Margarita dejó de ejercer su profesión para ayudar a la gente a transformar su vida, como ya lo había logrado con algunos familiares y amigos cercanos.
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“Lo hice con la intención de dar a conocer unos seres amorosos (los ángeles), una herramienta de ayuda, manifestadora de bendiciones que impulsa a las personas y nos hace entender nuestra existencia”.
De los 5 pacientes que atiende al día, solo con uno habla por teléfono, pues en muchas partes del mundo conocen y solicitan su trabajo. El resto de personas va a su consultorio, aunque con el covid-19 tuvo que apelar a las teleconsultas.
Igual, nada cambia. Ella no lee ningún tipo cartas, solo se sienta en su silla y cierra los ojos. Mientras tanto repite, como en una traducción simultánea, todo lo que le dicen y le muestran los ángeles.
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Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co
Junio 30, 2020
El Poblado, Gente, Vecinos