Conozca a la creadora de Alas de Amor, una vecina de El Poblado (Medellín) que ayuda con los procesos de sanación de la gente apoyándose en diferentes alternativas psicológicas y holísticas.
No le dijo que iba a morir, solo le pidió que la abrazara fuerte. Malu sabía que nunca más iba a volver a ver a su mamá. No estaba enferma ni vieja. No había un por qué, pero ese día a las 7:30 p. m. le dio una aneurisma cerebral.
A los 14 años de edad, María Lurdes Insuasty, o Malu (como todo el mundo la conoce), presintió la muerte de su madre. Ahí entendió que su intuición era más fuerte de lo que pensaba.
A nadie le dijo que siempre estaba acompañada, desde niña sentía presencias, ¨pero me daba miedo de que pensaran que estaba loca¨.
Cuando cumplió los 17 también despidió a su papá. Lo llamó para pedirle que la esperara porque iba a celebrarle el cumpleaños y una hora después le dio un infarto.
Se conectó con las plantas, el tarot y los cristales. A la gente le daba los mensajes de una voz que le susurraba en su interior. Viajó a Medellín desde Armenia (Quindío) para estudiar Psicología en la UPB. Pensó que tenía esquizofrenia. Comenzaron las meditaciones y la lectura de cartas. Se casó y se separó, ese fue el impulso para crear Alas de Amor.
¨Estaba a punto de entregar el cartón, esa ruptura amorosa me estaba destruyendo. Fui al psicólogo y también conocí a una persona que me ayudó mucho con radiestesia. Investigué sobre este tipo de terapias, no para hacérselas a la gente, sino como un proceso de sanación personal¨.
En la etapa de duelo, pensó en quitarse la vida. Pero los ángeles se manifestaron con una pluma blanca en el balcón y tumbaron una fotografía de su madre.
Estudió angeología, reiki, yoga, medicina tradicional china y gemología, mientras tanto trabajaba como gerente de gestión humana en una empresa. Esa labor la desempeñó durante 12 años hasta que sus compañeros y amigos empezaron a pedirle ayuda.
¨Un amigo, Alejandro, decía que cada vez que yo le ponía las manos en las piernas él podía hacer ejercicio, a pesar de sus problemas de rodilla. Cuando menos pensé me solicitó que curara a algunos de sus conocidos. Me los mandaba a la casa¨.
Al principio se confundió, ¨o psicóloga o bruja¨. Le pidió a los ángeles que la guiaran y cuando llegó el primer paciente escuchó una voz: ¨Recuerda que tienes que trabajar orgullo, por favor ríndete a esos deseos y deja a un lado los conflictos familiares que tienes con el padre¨. Apenas Malu exteriorizó esa palabras, la otra persona se puso a llorar.
Solo atendía los fines de semana, pero hace 3 años los ángeles le mostraron el camino. Montó su consultorio que ahora está en Ananda Centro de Bienestar.
¨La psicología es la base, donde se trabaja la herida y el síntoma, pero las herramientas holísticas ayudan a encontrar esa paz y tranquilidad del alma para a sanar y encontrar un camino espiritual. Yo combino ambas¨.