José Javier también le puso tapabocas a sus obras

José Javier Mejía Palacio inspiró su nueva serie en esos artistas que recorren las calles haciendo música con tapabocas para lograr sobrevivir.

 

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Durante varios años este vecino de Belén La Nubia (Medellín) le dictó clases de pintura a los internos de la Cárcel El Pedregal.

Entre sus cerca de 50 alumnos había exguerrilleros, exparamilitares, jefes de bandas delincuenciales, asesinos y hasta inocentes.

Allá pasaba 3 horas diarias, en las que también sacaba tiempo para tomar un café, disfrutar un par de dulces y compartir historias. Ellos le enseñaban a él más de lo que cualquiera creería.

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Sin embargo, después de que su contrato con ITM terminó, José Javier dejó de dictarles clases a prisioneros e incluso a niños, personas en condición de discapacidad y víctimas del conflicto como lo venía haciendo desde hace casi 4 décadas.

 

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Este artista, que ha expuesto su obra en Argentina, Uruguay, Suiza, Estados Unidos, Bélgica y España, regresó a su taller para pasar día y noche pintando. Y con la pandemia, sí que es cierto.

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Apenas comenzó la cuarentena obligatoria a José Javier le cancelaron varios contratos para enseñar su arte, no obstante, vio una oportunidad para continuar con su serie de músicos, pero adecuada a esta nueva realidad.

“Cuando tenía el estudio en Envigado (en 2007) hice una serie de Madonna y gané mucho reconocimiento”. En ese mismo año se alejó del realismo y se adentró en el expresionismo. “Di un vuelco muy grande, porque comencé a hacer los rostros más difusos”.

 

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Músicos Campesinos

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Primero pintó a unos músicos de tango y luego una banda de rock. Continuó retratando artistas con la intención de mostrar a quienes luchan por salir adelante y no logran ser visualizados. Por eso su cara está difuminada.

Aunque con los años las figuras se transformaron, la temática es la misma, hasta que hace 3 meses les empezó a poner tapabocas.

 

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Una publicación compartida por Jose Javier Mejia Palacio (@josejaviermejiap) el 2 de Mar de 2019 a las 11:45 PST

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En este momento ha hecho 4 cuadros inspirados en esos mariachis, tríos y comparsas que en tiempos de la covid-19 van a su barrio e intercambiar canciones por un par de monedas.

Su plan es pintar otros 6 para buscar dónde exponer la serie. “El tapabocas es como ponerle una sordina a la música, pero ver a los músicos en las calles quiere decir que nada ni nadie los va a callar… El sobreviviente de todos los tiempos es el arte, tiene el mismo ímpetu humano creativo de vivir”.

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Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co