Los lugares de Envigado donde el tiempo se detuvo
Dicen los vecinos que del Envigado de antes poco queda. Por eso quisimos hacer un recorrido por las cuadras cercanas al parque principal del municipio para visitar aquellos lugares que se conservan desde hace décadas y que aún son queridos por la comunidad envigadeña.
Fotos: Daniel González Jaramillo
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Recogimos los pasos, por decirlo de alguna manera, de aquellos vecinos que vivieron en una época en la que Envigado aún no sufría una gran transformación. El primer lugar que visitamos fue el Bar Social Escocia, ubicado en la calle 38 Sur #40-7, que por más de 70 años ha sido testigo de la evolución de Envigado. Al frente, la Plaza de Mercado, ya con más 100 años en este punto.
Y qué curioso, que a pocas cuadras del bar, también convertido en granero, aún existe una casa en la calle 38, cuya fachada tiene una placa que informa sobre la presencia de un tradicional médico del municipio. ¿Recuerdan? La generación de la década de los 70 y 80 visitaban estos consultorios del, mencionémoslo así, doctor del pueblo.
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Al frente del consultorio se encuentra el tradicional Bar El Yucal, donde vecinos de Envigado aún asisten, en épocas sin restricciones, a tomarse uno que otro ‘guarito’. Estamos hablando de más de 40 años de historia de este bar, cuya casa donde está ubicado debe tener cerca de 100 años.
Y la joya de la corona, recomendada por los mismos vecinos, le hace honor a su nombre. El Almacén La Corona, ubicado a media cuadra arriba del parque de Envigado, cuenta la historia de la década del 50, cuando nació este establecimiento. Inicialmente era un pequeño puesto de joyería, creada por Luis Arturo Sánchez, vecino que murió hace apenas 2 años a los 94 años de edad.
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Doña Socorro atiende el Almacén La Corona, un sitio lleno de recuerdos familiares.
Allí estaba su hija, doña Socorro Sánchez, atendiendo este antiguo lugar, hoy transformado en un almacén de artículos religiosos. “Esto por acá ha cambiado mucho. Recuerdo que esta calle era estrecha y habían otros establecimientos de comercio que se fueron acabando”, comenta doña Socorro. Ella también dice que “el almacén ha pasado de generación en generación y esperamos que nunca se acabe”.
El nieto de Luis Arturo Sánchez muestra el primer puesto de relojería que tuvo su abuelo.
La venta de discos también fue parte de este negocio, que actualmente se conserva. Ustedes entran a La Corona y pueden deleitarse con aquellos objetos que pertenecieron a don Luis Arturo, los mismos que incrementan la nostalgia de aquel Envigado que ya no volverá.
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Por: Daniel González Jaramillo
danielgj@gente.com.co