
La fauna silvestre y la mujer se unen en la obra de Miguel Ángel
La fauna y el cuerpo femenino son protagonistas de la serie más reciente del artista Miguel Ángel Betancur, radicado en Envigado. ¡Conózcala!
Desde que era niño el maestro Miguel Ángel ha estado rodeado de animales. Su padre, José Horacio, además de artista era cazador y siempre tuvo perros que fueron la compañía de la familia.
Cuando murió, Miguel tenía 5 años, y su madre decidió que no podía haber más mascotas en casa, por eso una de las primeras cosas que hizo al independizarse fue conseguir un pastor alemán; la misma raza de Emma, la mascota que lo acompaña hoy en su taller de Envigado.
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Por eso no es de extrañar que la fauna también haya estado presente en su carrera de escultor. En su primera exposición presentó 2 peces llamados Orgullo y Alegría, también ha esculpido fragmentos de caballo, cabezas de toro en hierro y recuerda con cariño un tótem de animales que hizo para la hacienda El Edén, en Sopetrán, que tenía guacamayas, pavos reales, patos y lagartijas y un lago de cachamas.
En los años 50 el padre del maestro se enfocó en hacer esculturas de fauna y flora y, según cuenta Miguel Ángel, solía quejarse “porque aquí no compraban las esculturas decorativas de animales”.
Ese recuerdo lo motivó hace 3 meses para trabajar una serie de obras que muestra a las mujeres acompañadas de especies silvestres, de esas a las que antes los niños les tiraban piedra, pero hoy son valoradas por su importancia ecológica. Su propósito es mostrar la figura femenina, que ha sido su especialidad, y compaginarlo con su amor por los animales.
Comenzó con la serpiente como figura del deseo, siguió con el conejo como el animal de la suerte, luego con la zarigüeya (o, como él dice, la estigmatizada chucha), siguió con el gallinazo y por último con la iguana. Todas las obras son en terracota, técnica en la que el maestro ha trabajado más desde su llegada a Envigado hace 28 años.
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Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co