Esta bailarina fue convocada por el Ballet Bolshói

Esta bailarina fue convocada por el Ballet Bolshói

Martina Hoyos, vecina de El Poblado, tiene 14 años, ya fue convocada por una de las academias de ballet más grande del mundo y sueña con convertirse en bailarina profesional. 

Martina “ama bailar, sueño con ser bailarina y con bailar toda mi vida”. Foto: Jaime Pérez

La vena artística la heredó de su familia, en especial de su madre, Lina, quien incluso estando en embarazo no dejó de bailar: “mi mamá es profesora de ballet y mientras estaba en embarazo de mí continuó dando sus clases, entonces eso como que siempre estuvo en mí”, expresa Martina, quien comenzó a bailar desde los dos años.  

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Disfrutar para transmitir 

De pequeña entrenaba con su mamá, con ella aprendió todas las bases: “de pequeño uno empieza en clases de técnica; los pasos, las posiciones, y a medida que uno va avanzando en esa técnica, cuando va construyendo un mejor nivel promedio, ya lo pasan a otros profesores más expertos”. 

A pesar de que dejó de entrenar con su madre, ella siempre la ha acompañado como mamá y como conocedora del ballet: “es como manejar dos roles: el de la disciplina y el de mamá. Yo tengo que exigirle a ella, aunque no soy la entrenadora actual, pero al ser la mamá no me puedo mezclar en lo que es la competencia como tal, sin embargo, como yo desde pequeña empecé en el baile entiendo que es algo muy bonito y que llegar hasta donde ha llegado Martina es un orgullo muy grande, no solo como mamá, sino como profesora e incluso es un reflejo de cómo ha transcendido la danza en nuestra ciudad”. 

Es que entre los logros más representativos de Martina está la convocatoria que le realizó el Ballet Bolshói (Moscú), una de las compañías más grandes del mundo, pero que tristemente no pudo hacerse realidad a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania. 

Martina entrena doce horas a la semana, tiempo que también debe distribuir con el de sus estudios, al que le da mucha importancia, pues, aunque aún le faltan unos años para terminar el colegio, le gustaría ser científica o cirujana plástica, no lo tiene muy claro todavía, lo que si tiene definido en su vida es que nunca va a dejar de bailar porque “yo amo el baile y quiero ser bailarina”. 

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El ballet se ha convertido en una pasión muy grande en su vida y en un método para complementar su formación: “el ballet se ha convertido en algo con lo que he crecido y me he formado, porque me ha dado mucha disciplina, carácter y me ha ayudado para formarme como persona, entonces se ha convertido en algo muy especial para mí”. 

Cuando está bailando solo piensa en disfrutarlo, pues está convencida de que “para poder transmitirle algo al público debes disfrutar de lo que estás haciendo”, el mismo pensamiento que tiene su madre, para quien lo más importante es que “Martina sea feliz”. 

 

Por: Andrés Bedoya

johanb@gente.com.co

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