En pocos días terminarán el Parque Cultural Otraparte

En pocos días terminarán el Parque Cultural Otraparte

En pocos días terminarán el Parque Cultural Otraparte

Empezó la cuenta regresiva para la entrega del Parque Cultural Otraparte, en Envigado. Le contamos cómo nació la idea y qué tendrá el nuevo espacio.

En 1999 los hijos del maestro Fernando González conocieron el Centro Cultural Gabriela Mistral en Chile y regresaron al país con la idea de convertir a Otraparte en un espacio de ese tipo, con auditorio y biblioteca, para honrar la memoria de su padre.

En ese momento uno de ellos, Fernandito, se enfermó y la idea se suspendió. Pero después de su muerte, el otro hermano, Simón, la retomó. En abril del 2002 conformó la Corporación Otraparte y desde ese momento están gestionando los recursos para desarrollar este proyecto.

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La historia la cuenta Gustavo Restrepo, director de la Corporación, quien expresa que hoy hay mucha satisfacción en el ambiente por estar viendo el sueño hecho realidad.

La idea comenzó a concretarse hace unos 13 años, cuando el arquitecto Andrés Obregón llegó a la puerta de Otraparte. Acababa de regresar de Europa y quería conocer las casas que fueron diseñadas por su abuelo Carlos Obregón. Algunas ubicadas en El Poblado ya las habían tumbado y quedaban otras en Sabaneta que habían convertido en colegios, estaba también la finca del maestro Fernando González.

Allí lo recibió Gustavo Restrepo, quien le habló del proyecto del parque cultural e incluso le enseñó unos bocetos que habían elaborado amigos de Simón. Desde ese momento, Obregón se sumó a la iniciativa.

“Yo nunca me había enfrentado a hacer un edificio público y para el compromiso que eso implica necesitaba hacer un grupo interdisciplinario. Invité a Marco Montes, un arquitecto de mucha experiencia, y con él hicimos el proyecto que está terminando construcción”, cuenta Obregón.

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En palabras simples, el arquitecto egresado de la UPB explica que la estructura del edificio se acuesta hacia la casa para buscar una relación con la altura de las construcciones antiguas y se emerge hacia las montañas lejanas, las mismas que se ven desde las ventanas de la biblioteca y pretenden enmarcar el paisaje lejano.

“Cuando entras a la biblioteca ves que está en un piso más alto, con la idea de que uno asciende a buscar el conocimiento, y el teatro se entierra lo más que se puede para que no haya impacto de la altura con la casa patrimonial”, indica el arquitecto.

¿Cómo avanza la obra?
El secretario de Obras Públicas de Envigado, Sergio Ríos, explica que en el momento se adelantan las labores de urbanismo (la plazoleta de la entrada, la zona verde en la parte de atrás y las 16 celdas de parqueo) y la limpieza de la fachada y las áreas internas.

De acuerdo con él, esta obra se planeó desde el 2014 y fue incluida en el actual plan de desarrollo para atender las solicitudes del sector cultural del municipio. En 2 semanas, asegura el funcionario, la obra estaría lista y sería entregada a la Dirección de Cultura que definiría cómo será la operación.

Al lugar se ingresa por el segundo piso, donde hay una recepción y un área de cafetín. Cinco metros bajo el nivel de la vía está el primer nivel, donde se encuentra el teatro con capacidad para 208 personas, con sillas que se pueden retraer o expandir dependiendo de las necesidades del evento, y 4 removibles para abrir espacio a personas que se movilicen en silla de ruedas.

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La concha acústica también se puede mover y permite una inclinación de hasta 30 grados, al igual que los paneles laterales. Las nubes en el techo del auditorio también tienen condiciones especiales de acústica y detrás de ellas está el sistema de tramoyas que cuenta con 2 accesos, uno desde el área de control y otro por los camerinos.

En estos últimos hay también una puerta que viene desde la entrada principal del parque cultural, que contará con una polea para bajar la escenografía.

El parque también cuenta con un pasillo que servirá de galería para exposiciones, oficinas con modulares para 12 personas (en el tercer piso) y un cuarto de archivo con control de humedad y luz, donde se guardarán libretas, fotografías, mecanuscritos y correspondencia que la familia de Fernando González donó a la Corporación Otraparte.

El director de obra, Marcos Velásquez, señaló que la biblioteca cuenta con un piso de madera de algarrobo y estanterías de pino canadiense. Los difusores del techo son de pino chileno y arriba de ellos hay 5 claraboyas que complementan los ventanales y dan entrada de luz natural al lugar.

La biblioteca da salida a la terraza, desde allí se observa uno de los principales cambios en el diseño: el techo de la edificación. En un principio los arquitectos propusieron una cubierta con jardín, pero según el director de obra se descartó por los costos que implicaba la impermeabilización, el mantenimiento y las posibles humedades que podrían afectar la biblioteca.

Por ser un espacio de alta concentración de personas, la edificación cuenta con los requerimientos de red contra incendios, salidas de emergencias y cuartos de bombeo. Además de espacio de bodega y una planta de energía que puede respaldar la iluminación y funcionamiento del ascensor.

El costo de la obra ascendió a $ 11.900 millones ($ 1000 millones aportó la Gobernación, el Área Metropolitana invirtió alrededor de $ 4000 millones, y el resto fue de la alcaldía) y comenzó en 2017 con un cronograma inicial de 12 meses.

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De acuerdo con Marcos Velásquez, el contrato se prorrogó hasta mayo de este año (aunque sería entregado antes) por la importación de algunos materiales (las sillas, por ejemplo, vienen de Corea y el porcelanato de la fachada, de España) y la necesidad de hacer unos pilones para no afectar la casa patrimonial con las excavaciones.

Gustavo Restrepo cuenta que la Corporación ha gestionado 2 colecciones importantes que aportarían a la biblioteca, una de ellas es la del poeta y editor Nicanor Vélez y otra es la de el artista Leonel Estrada y su esposa, la escritora María Helena Uribe.

“Además de la belleza del espacio, son las posibilidades que se abren ante ese lugar. Ya imagina uno miles de lectores que van a pasar por allí, los niños en actividades, las lecturas de poesía y talleres literarios… va a ser un espacio indiscutiblemente con mucha vida”, comenta Restrepo.

Así se veía el lote antes de la intervención.

Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co

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