Envigadeños en los más alto del BMX mundial

Envigadeños en lo más alto del BMX mundial

Juan Camilo Ramírez y Andrés Felipe Pérez, dos duros del bicicrós que brillaron por Envigado y Colombia en EE.UU. durante el campeonato del mundo. ¿Qué sigue para ellos?

Lo más probable es que el próximo año Goofy (apodo que se ganó por la caricatura del buzo con el que iba a entrenar siendo un niño) empiece a estudiar. Primero inglés y después arquitectura. Y esto, con la firme convicción de no soltar su bicicleta ni dejar las pistas de bicicrós. Es más, todo va en línea, es una cadena, pues con el primero seguirá brillando en escenarios internacionales y con el segundo fortalecerá una habilidad adquirida casi que sin darse cuenta: la de diseñar y construir pistas de BMX, basadas en su experiencia y sensaciones.

Juan Camilo Ramírez es su verdadero nombre, cursa grado 11 en la I. E. Las Palmas, tiene 16 años y los pies en la tierra. En compañía de sus papás (mayordomos desde hace 11 años de una finca en Las Palmas), su hermano y los jefes de sus papás, hoy descansa y disfruta el buen momento por el que está pasando. Goofy llegó hace unos días de EE. UU. con una medalla dorada en el cuello. Se trajo el primer lugar del Mundial de BMX Rock Hill, 2017, en su categoría (cruceros 15-16 años).

Ni con esto se creció. Dicen —desde siempre— los que bien lo conocen que si algo lo caracteriza es su sencillez, su prudencia y serenidad. Con ellas volvió y contó que aunque se vio en apuros nunca perdió la meta: en los primeros días de entrenamientos Juan presentó golpes en un tobillo, pero esto no afectó su rendimiento. Al contrario, los expertos lo vieron como favorito y en las tribunas el apoyo de los colombianos le jugó siempre a favor y le resultó vital.

Este fue su quinto mundial. El primero lo corrió en Bélgica (2012, no le alcanzó para la final y llegó a cuartos. El segundo (2014) fue en Holanda, se quedó con el cuarto lugar. El tercero (Inglaterra) le dejó en 2015 un segundo lugar. En casa (2016) se llevó el tercero y ahora el oro fue suyo. Todo, como aseguró, por una “excelente preparación física, sicológica y técnica, que había fortalecido desde años anteriores”.

Siga leyendo: Las Palmas está estrenando complejo deportivo

Juan Camilo aprendió a montar bicicleta a los 3 años. Los jefes de sus papás le vieron el talento cuando montaba en la finca como un ‘loco’ y decidieron iniciarlo en los semilleros del Índer. A los 5 percibió sensaciones: “Recuerdo que siendo tan pequeño ya disfrutaba un sostenido, un salto y otras técnicas y todo eso me atrajo”.

No ha parado, ni tiene pensado hacerlo en un buen tiempo. En noviembre de este año se viene para él el equivalente a nuestro Gran Nacional en EE. UU. (la competencia más importante de ese país), el mundial de 2018 (en Bakú, Azerbaiyán), los Juegos Olímpicos Juveniles, Buenos Aires 2018, y, por supuesto, Tokio, 2020, Olímpicos a los que “con la ayuda de Dios llegaré con una fuerte preparación.

“Habrá muy buenos corredores a escala élite; yo no lo soy todavía, pero me estoy visualizando para representar a Colombia y al municipio. En la edad en la que estoy ya voy casi al tope del nivel, he ido evolucionado muy bien. Lo que debo hacer es fortalecer mis capacidades actuales, dejar que el tiempo corra con la misma actitud y la misma disciplina con las que vengo preparándome”, aseguró con toda la madurez del caso.

Todo empezó dañando carros


Andrés Felipe Pérez también viajó con Ramírez y regresó con el tercer lugar en cruceros 13-14, cumpliendo así con el objetivo que se había propuesto de llegar entre los 3 primeros en un mundial. Este fue el tercero; en Bélgica los nervios fueron grandes, por ser el primer gran certamen, se metió en la final y quedó en el 7.° puesto porque se cayó. Y en Medellín le había ido bien también, aunque se volvió a caer.

Vive en la loma El Chocho y está cursando 7.° grado. Andrés monta bici desde los 5 años, y a los 4 su abuelo le dio la primera: “Me emocioné y aprendí fácil. El problema fue que en la unidad montaba a mil, de arriba a abajo y dañé carros de vecinos, entre ellos 3 taxis. Yo no frenaba, seguía derecho contra todo; un amigo de mi papá lo aconsejó sobre la pista de bicicrós, desde ahí he estado en las pistas”.

A diferencia de Juan Camilo, que hoy cuenta con el apoyo del Índer Envigado y de su equipo, W Elite, Pérez no tiene más patrocinador que su papá, pero con seguridad sus futuros logros cambiarán la situación. Lo cierto es que ya tiene en la mira la competencia de EE. UU., a la que planea ir su colega, y el mundial de 2018.

Mientras tanto, se irá comiendo enteras las pistas de entrenamiento con la misma energía con que dañaba sin intención los carros de sus vecinos e irá aprovechando para estar al frente del aprendizaje de su hermanita de 7 años. La pequeña, aún estando inmersa en el mundo de la gimnasia y el ballet, no sabe montar bicicleta. Bien dicen que ‘en casa de herrero, cuchillo de palo’, pero Andrés aseguró que ya le ha ayudado al menos a dar los primeros pedalazos.

Luisa Fernanda Angel
luisaan@gente.com.co

(Visited 19 times, 1 visits today)