
En la U. de M. hallaron la forma de optimizar la energía solar
Investigadores de la U. de M. hallaron la forma de hacer más eficiente la transformación de la radiación solar en energía eléctrica.
Las celdas solares tradicionales son capaces de transformar solo el 25 % de la radiación en electricidad. El 75 % restante se pierde. Ante la problemática investigadores de la Universidad de Medellín decidieron estudiar una forma de optimizar este proceso.
Utilizaron sus computadores como herramienta para modelar y conocer las propiedades fisicoquímicas de un material diferente al silicio, que es el más usado para las celdas solares que se comercializan hoy en día. Se fueron hasta las dimensiones de las nanoestructuras planas y encontraron una fase en la que el fosforeno podría ser más eficiente para transformar la energía solar en energía eléctrica.
Para entender un poco más de las nanoestructuras planas, el docente Julián David Correa explica que es algo así como una hoja de papel que mide 10 a la menos 9 metros, en el que los átomos están dispuestos de cierta manera.
“Hace unos 15 años en Inglaterra lograron sintetizar un material llamado grafeno (átomos de carbono dispuestos de manera hexagonal) que era como la maravilla, los científicos pensaban que servía para todo porque tenía flexibilidad, excelente conductividad térmica y era muy delgado”, cuenta el físico y señala que se le dio uso en dispositivos como las pantallas flexibles.
Lea también: En La U. de M. crearon patente para construir rápido y barato
Con ese hallazgo, continúa Correa, la comunidad científica comenzó a investigar otros materiales, por ejemplo, uno completamente plano, pero compuesto por átomos de fósforo, de ese modo llegaron al fosforeno y en la exploración de una de sus fases, el grupo Matbiom (materiales nanoestructurados y biomodelación) de la U. de M., en compañía de investigadores de la Universidad de Antioquia (de donde es egresado el profesor Julián) y algunos científicos chilenos encontraron que las propiedades físicas del material se podían modificar rotando una lámina de fosforeno sobre otra (usando la técnica apodada como Twistrónica) y así concluyeron que era un buen candidato para mejorar la eficiencia de las celdas solares.
Pero, según dice Julián Correa, el mundo de los materiales representa un abanico inmenso para la ciencia, por eso tienen varias líneas de investigación, entre las que se encuentra una colaboración con México y Marruecos para experimentar con puntos cuánticos. “Esto es usar la computación para resolver nuestros problemas de la vida cotidiana”, comenta el docente también doctor en Física, que hace 7 años incursionó en el estudio de las nanoestructuras.
“No resolvimos el problema, pero le estamos mostrando a la comunidad científica cómo esto puede ser mejor“, dice él y añade que una de las líneas de investigación próximas radica en indagar la forma de utilizar las moléculas de la flora que existe en la ciudad para crear una celda solar que sea más eficiente con la radiación que llega específicamente a nuestro territorio.
“Las flores tienen distintos colores, cada color significa que tienen una molécula determinada, que se puede extraer, y su interacción con el nanomaterial puede ayudar a crear celdas solares. Si las flores lograron crecer acá, significa que para nuestras condiciones ambientales esas moléculas son las más eficientes”, precisa el investigador.
Correa asevera que la energía solar tiene todo el potencial para competir con la hidroeléctrica, de la que obtenemos cerca del 64 % de la energía en Colombia: “Debe ser así, porque necesitamos el agua para otras cosas, al menos un gran porcentaje de la energía en el país debe ser limpia y amigable con el ambiente”.
Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co