Todos podemos ser Embajadores de Felicidad

Todos podemos ser Embajadores de Felicidad

Todos podemos ser Embajadores de Felicidad

Hace 6 años Alejandra Arredondo, vecina de El Poblado (Medellín), creó una comunidad que comparte herramientas prácticas que fomentan el bienestar y la felicidad de las personas. Conozca su historia.


Después de encontrarse en un ascensor un montón de caras largas, Alejandra Arredondo comenzó a investigar herramientas que le permitieran alcanzar la felicidad de una manera diferente a la que ya le habían enseñado sus padres: “Necesitaba algo más coherente con la vida misma”.

El detonante de la entonces adolescente fue la mala relación con su papá, “me empeñé en encontrar el porqué de ese problema y me metí en unos cursos para mejorar las relaciones humanas. Ahí comencé un proceso de autoconocimiento”. Al principio, dice, quería encontrar la fórmula para cambiarlo a él, lo que no sabía es que era ella quien iba a experimentar una transformación.

“En ese momento estaba en la universidad (hice un año de Psicología y medio de Mercadeo para encajar en una empresa familiar) y no entendía por qué la gente hablaba tanto de “ser felices”, cuando el sistema está diseñado para que no lo seamos”.

De pronto, decidió dejar la academia y enfrentar sus miedos. Creó una cuenta de Instagram y publicó el primer post, de muchos, para generar reflexión. El usuario fue Embajadores de Felicidad.

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Al inicio lo hacía para desahogarse, pues seguía teniendo una mala relación con mi papá y con ella misma, hasta que un profesor le recomendó que se metiera a El Amor es Hoy, un curso de espiritualidad, crecimiento personal y coaching.

“Era justo lo que estaba buscando desde hace tiempo. Esas herramientas prácticas y certeras de qué hacer con mi vida y de cómo vivirla de otra manera“. Esa experiencia la motivó a crear un proyecto en torno a Embajadores de Felicidad y a renunciar a tener que trabajar con la empresa de su familia. Se certificó como coach, estudió psicología positiva y meditación e hizo su propio proceso de sanación y crecimiento interior.

“La relación con mi padre mejoró. Empecé a amarme a mi misma, a ser más agradecida y a entender la vida desde otro punto de vista… Empecé a ser feliz. Por eso quise invitar a otras personas a que caminaran conmigo por esa misma vía”.

Mediante conferencias, talleres, charlas, videos y post en redes sociales esta vecina de 25 años de edad comparte consejos útiles y prácticos para que la gente alcance ese bienestar que tanto anhela y está dentro de cada ser.

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La unión hace la fuerza
Luego de pasar 10 días en estado de coma, a Sofía Spaggiari le tocó volver a aprender a leer y a escribir. Desde entonces su vida se convirtió una lucha constante que hoy la hace decir: “Gracias”.

Sin embargo, durante ese proceso entró en depresión y visitó a diferentes profesionales para que le dieran la receta para volver a ser feliz. Sus consultas fueron en vano, “hasta que dejé de buscar en el exterior las razones y empecé a agradecer por todo lo que me brinda el día: por abrir los ojos, por la lluvia, por mi casa, por mis amigos, por mi familia”.

A la par hizo un diplomado en coaching y programación neurolingüística y encontró que su propósito de vida era servir e inspirar a los demás con amor y gratitud. De igual forma creó “una guía práctica, útil y cotidiana que ayudará a conectar a la gente con estados profundos de gratitud y bienestar”.

En su afán por difundirla, Sofía buscó en Instagram la palabra felicidad y se topó con la comunidad a la que Alejandra le dio vida. “Me uní a Embajadores y juntas sacamos adelante Yo Vivo en Gratitud. Contamos con un oráculo con 50 mensajes para el alma y una libreta que da felicidad e incluye 20 actividades prácticas sobre autoestima, frases inspiradoras y un diario de gratitud para crear el hábito de agradecer”.

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Agradezco estar en casa
Como Alejandra y Sofía saben que por estos días la mayoría de personas están en sus casas, como medida preventiva por el covid-19, crearon un reto en redes sociales que incentiva a las personas a ver esta situación como una oportunidad para encontrar la felicidad.

Cada día estas vecinas publicarán un reto distinto, como por ejemplo, hacer una rutina de ejercicios, empezar un libro nuevo, practicar yoga, realizar una receta de cocina saludable, contemplar su cuerpo, pasar tiempo en familia o escuchar podcast que eleven la energía.

La idea, según Alejandra, es “compartir herramientas prácticas para que la gente tenga un proceso de transformación y mire esta situación caótica con gratitud y aproveche el tiempo para crecer y evolucionar en su interior”.

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Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co

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