"El papa llega en un momento en el que necesitamos esperanza"

“El papa llega en un momento en el que necesitamos esperanza”

onseñor José Mauricio Vélez García nació el 17 de junio de 1964 en el barrio La América. Sin embargo, sus años más importantes los pasó en Belén, pues la primaria la cursó en la escuela Ramón Giraldo Ceballos y el bachillerato, en el Liceo Lucrecio Jaramillo Vélez. De hecho, antes de que en febrero de 2017 el papa Francisco lo nombrara obispo auxiliar de Medellín, era párroco de Nuestra Señora de Belén. A la comuna 16 le debe parte de su formación, sus valores y el encuentro con su vocación.

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“En mi vida marcó la diferencia un hogar cristiano y numeroso (12 hijos) con unos papás sumamente espirituales y una parroquia como San Francisco Javier, que fue creciendo con nosotros y tomando identidad. Además, los sacerdotes frecuentaban mucho mi hogar porque era el lugar donde se alimentaban y les organizaba la ropa. Desde la infancia también tuve la influencia de muchos sacerdotes del extranjero, a raíz de que cerca de mi casa, en Belén La Gloria, quedaba el Instituto Teológico Pastoral para América Latina (Itepal) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam)”, dice Monseñor, mientras asegura que toda esa ola espiritual lo impregnó.

El detonante para tomar la decisión de entregar su vida a Dios fue el caso de aquella religiosa que murió calcinada en una manifestación de la Universidad de Antioquia, “en ese momento dije: ‘Voy por mi proceso vocacional como una manera de continuar la obra de esta hermana’. Así que ingresé al seminario”. Simultáneamente monseñor estudió Filosofía y Teología en la Universidad Pontificia Bolivariana e hizo una especialización en Matrimonio y Familia en el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Roma. Luego realizó estudios complementarios de Teología Moral en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma y de Bioética en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma. Y en 1992 fue ordenado.

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Mientras vivió en la capital italiana tuvo la fortuna de conocer a monseñor Cipriano Calderón, quien trabajaba en la curia romana y le pidió que lo ayudara en la Pontificia Comisión para América Latina. Allí pudo participar en congresos y reuniones que le permitieron tener cercanía con el Vaticano y compartir con el entonces papa, Juan Pablo II.

De igual forma, su relación con el ahora vicario de Cristo es de respeto, pues tuvo la oportunidad de conocerlo cuando era cardenal en Buenos Aires, Argentina, por eso de él solo puede decir que “es un hombre humilde, cercano a Colombia y su realidad, por eso creo que su venida a Medellín es una visita trascendental. Él llega al país en un momento en el que se necesitamos mucha esperanza. Esto es una bendición”.

Por Dafna Vázquez
dafnav@gente.com.co

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