El Esmeraldal le apuesta a ser una EcoZona

El Esmeraldal le apuesta a ser una EcoZona

El Esmeraldal le apuesta a ser una EcoZona

En este barrio de Envigado cada vez se envían menos residuos al relleno sanitario. El compostaje es una de las estrategias con la que buscan ser más sostenibles.

Vivir en un barrio amigable con el ambiente es un sueño para muchos, y en El Esmeraldal los vecinos han dado pasos importantes para volverlo realidad. Desde el 2018 este sector comenzó el proceso para convertirse en EcoZona.

La idea viajó desde Alemania. Gloria Inés Uribe, líder del programa de Gestión Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, explica que desde 2008 en ese país surgió la propuesta de consolidar territorios sostenibles y resilientes al cambio climático. Fue en 2017, de la mano de la organización Low Carbon City, que la iniciativa se adoptó para proyectar a Envigado como una ciudad baja en carbono.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente, las EcoZonas son áreas urbanas delimitadas donde se busca reducir las emisiones de CO2 a partir de intervenciones de bajo costo y enfocadas en movilidad, hábitat y biodiversidad, agricultura y silvicultura, energía renovable y manejo de residuos.

En Envigado el plan piloto se llevó a cabo en El Trianón, donde el colectivo Casa Nostra impulsó la adecuación de una huerta y propuso pintar una ruta segura para que los niños y sus padres llegaran al colegio a pie y no en vehículos particulares.

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En 2018 el comité ambiental del colectivo Ciudadano Envigado, de El Esmeraldal, conoció la propuesta y pidió a la Alcaldía que la llevara a su barrio. En esa motivación, señala Gloria Uribe, estuvo la clave para que el proyecto despegara con éxito.

Este barrio tiene una población estimada de 8029 habitantes (3,3 % de la población de Envigado) y, en promedio, hay 2 vehículos por cada vivienda. Esta cifra, explica Gloria Uribe, se encontró en la fase de diagnóstico, en la que también se identificó que había urbanizaciones donde daban un manejo distinto a los residuos sólidos.

En la urbanización Rocío de la Mañana, por ejemplo, ya había un compostadero (sistema para procesar residuos orgánicos y producir abono). Allí lo que hizo entonces el programa de EcoZonas fue aportar a la separación en la fuente, mediante un contrato con el Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquia (CTA), con el que se les explicó casa a casa a los vecinos cómo debían separar los residuos que salen de su hogar.

Carlos Julio Torres, habitante de esa urbanización, fue quien impulsó desde hace 14 años este sistema. Él cuenta que, a pesar de las dudas que generaba su propuesta en las juntas de administración, en 45 días pudo desmontar los mitos alrededor del compostaje: demostró que los olores se podían controlar cubriendo los residuos orgánicos con residuos de podas y que con la correcta disposición se mantienen alejados los roedores.

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El método lo aprendió en el ejercicio de su profesión como tecnólogo agropecuario, que lo llevó a trabajar con agricultores del Suroeste antioqueño. Lo más importante, dice Carlos Julio, es que en su urbanización hacen el seguimiento estadístico del material que deja de ir al relleno sanitario. En este momento, por ejemplo, recogen en promedio 400 kg de material reciclable a la semana y entre 450 y 470 kg de orgánicos.

En ese proceso también ha incidido su esposa, Luz Marina Ramírez, quien ha difundido la idea entre los vecinos y resalta la posibilidad de dignificar el trabajo del reciclador, pues el material reciclable se dona a la precoperativa.

Por otro lado, Jorge Wilson Osorio, quien trabajó con el CTA en el proyecto de EcoZonas, señala como fortalezas que en Rocío de la Mañana existe una ruta selectiva interna y, además, desde el contrato se le exige al administrador cuidar el ambiente, el arbolado y el compostaje.

Ya son 10 los espacios de esta EcoZona que tienen estrategias de reciclaje y compostaje. De acuerdo con Osorio, en 2019 se recuperaron 73,2 toneladas de material reciclable y se aprovecharon 50,4 toneladas de residuos orgánicos.

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Gloria Uribe indica que Rocío de la Mañana se ha convertido en un centro de aprendizaje, al que acuden otras personas que quieren implementar estas estrategias. Lo mismo sucede con el parque de La Guayacana, donde ya se está experimentando con energía solar, y en la Fundación Crear Unidos, donde se instalaron 6 contenedores de compostaje y se reciben residuos orgánicos de otros vecinos, como los locales del mall Terracina.

En la EcoZona de El Esmeraldal hay 4 pasos de fauna y los vecinos también están al tanto de la limpieza, reforestación y cuidado de las quebradas. Carlos Julio Torres apunta que en Presupuesto Participativo siempre buscan priorizar proyectos que mejoren las condiciones ambientales, como la intervención que se lleva a cabo actualmente en el Parque Entre Senderos.

Aunque los promotores de la EcoZona son conscientes de que aún faltan impactos en la movilidad del sector, señalan que ya se han hecho solicitudes de mejorar las frecuencias del transporte público en el lugar. “Siempre tenemos los proyectos educativos al frente. Si impactamos toda esta población, vamos haciendo el paso a paso”, expresa Torres.

La idea de estos vecinos de El Esmeraldal es que su territorio se consolide como la EcoZona de las 3 lomas, que incluye también El Chocho (ya empezó con el compostaje y la huerta en Casa Linares) y Benedictinos.

César Mora, quien ejerció como secretario de Medio Ambiente en el periodo 2016-2019, dice que “la gran apuesta es tener una ecociudad a través de esas dinámicas locales que se van identificando, potenciándolas y respetándolas”.

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Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co

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