De vendedor de empanadas a entrenador

De vendedor de empanadas a entrenador

Daniel Dávila tiene un emprendimiento de empanadas y es un apasionado por el fútbol que ahora le transmite esa pasión a niños de escasos recursos para que puedan mejorar sus capacidades y se enamoren de este deporte. 

Foto: Esneyder Gutiérrez

Desde los 13 años, Daniel Dávila ha estado vinculado con el histórico club Formantioquia. Jugó desde la Pony Fútbol, hoy día Baby Fútbol, hasta la Primera B en este equipo que actualmente le está dando la oportunidad de continuar ligado al fútbol, pero esta vez de la línea de cal hacia afuera, como entrenador, pero con la misma pasión como si estuviera dentro del campo de juego. 

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El fútbol siempre ha estado en la vida de Daniel y por su pasión al momento de jugar fue que lo bautizaron como ‘fiera’: “me veían y decía ese delantero es una fiera entonces de ahí quedó el apodo”. 

Foto: Esneyder Gutiérrez

A pesar de sus intentos en el Once Caldas, Tolima y otros equipos, no pudo llegar al profesionalismo. Sin embargo, nunca perdió la pasión, por eso “mucha gente me insistía en que estudiara porque veían que yo entendía el tema, pero siempre dije que no porque no estaba en mis planes”. 

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Y es que Daniel siempre ha estado dedicado a su emprendimiento, el cual bautizó con base en el apodo que lo ha hecho tan famoso: las fierosas. Una venta de empanadas a domicilio y con un punto de venta ubicado en La Alpujarra desde hace 15 años. 

Foto: Esneyder Gutiérrez

Al comenzar a llevar a su hijo a los entrenamientos en Formantioquia revivió la idea de estudiar e inició la Técnica en entrenamiento deportivo y recreación, al mismo tiempo que le daban la oportunidad de iniciar como entrenador: “yo no tuve que forzar nada porque siempre tuve buena relación con la parte administrativa del club entonces me dieron la oportunidad de liderar este proyecto que busca formar jóvenes e irlos acercando a las fuerzas básicas del club”. 

Para Daniel el trabajo como entrenador va de la mano con la misma pasión que se tiene como jugador, pues “se pone en práctica todo lo aprendido como jugador”. 

Además, esta experiencia tiene un significado especial para Daniel, ya que se trata de niños de escasos recursos que juegan en busca de una beca para ir al equipo principal: “me toca mucho porque yo también viví esta experiencia cuando era de muy bajos recursos entonces eso me motiva más porque yo lo viví”. 

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El objetivo de Daniel es “inyectarle y enseñarle a estos jóvenes, con base en los valores, la pasión por el fútbol para que cada vez que entren a una cancha lo disfruten, se les alegre el alma y lo sientan para que de esa manera adquieran disciplina”. 

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Lo que motivó a Daniel para estudiar es que “vi que en estas categorías hay niños que les falta mucho la evolución psicotécnica”, por eso su sueño en convertirse en un entrenador personalizado de iniciación deportiva para ayudar a los niños a mejorar y nivelar sus capacidades.

Por: Andrés bedoya
johanb@gente.com.co

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