Conozca la historia de esta vecina de El Poblado (Medellín) que se dedica a acompañar física y emocionalmente a las parejas antes, durante y después del parto de sus hijos.
Durante 6 años Daniela Marmolejo se desempeñó como negociadora internacional en la bolsa de valores, distintos bancos y empresas. Sin embargo, en 2017 se cansó de los números y de la falta del carácter humanitario del mundo de las finanzas.
“Yo estaba perdiendo ese lado social y me sentía vacía, tenía las aptitudes y las habilidades para desenvolverme ahí, pero como decían mis amigas, soy mucho más sensible”.
Aunque buscó varias alternativas, siempre le cerraban las puertas porque su experiencia estaba en otra área. “Así que viajé a Holanda para hacer una maestría en Desarrollo Internacional en la Universidad de Amsterdam y cambiar un poco más mi perfil”.
Mientras se enfocaba sus estudios en las humanidades le resultaron varios trabajos y, entre los ires y venires, le pidieron que acompañara a una colombiana como su traductora durante el parto.
“Ahí me di cuenta que las mujeres no hablan cuando están dando a luz, sino que necesitan otro tipo de apoyo. Pasé de ser su traductora a ser su doula sin saberlo”.
Desde la empatía femenina Daniela leyó las señales de la futura mamá… El abrazo, la caricia, el vaso de agua, los masajes y la comida fueron fichas claves para el alumbramiento que en ese país se realiza en casa con una partera profesional.
“La situación fue reveladora, me di cuenta de que quería hacer eso el resto de mi vida. Investigué sobre el tema, descubrí a las doulas y a una escuela en Holanda que se encarga de formarlas”.
Paralelo a la maestría se certificó para asistir a las embarazadas durante la gestación, el parto y el posparto. “Allá tuve la oportunidad de vivir una experiencia de parto completamente diferente, como un evento importante, íntimo y natural, pues uno cree que esa atención es universal, pero está marcada por la cultura y el contexto”.
En 2019 regresó a Colombia convencida de que no quería seguir en el mundo financiero, pero con temor a emprender.”Por suerte me topé con la sorpresa de que acá había hasta una asociación de doulas. Entonces me animé y recibí mucho apoyo de su parte y del de diferentes obstetras”.
Al mes Daniela acompaña de 4 a 5 parejas en este proceso. Su misión, dice, es preparar a las familias para el parto, así como ser el puente entre el médico y la futura madre, empoderar a la pareja, aliviar el dolor, dirigir la respiración, mejorar las posturas y leer esas señales que ayudan a que este momento sea agradable.