
Conrado, el rey de los acordeones
Desde hace más de 40 años, este vecino se dedica a este instrumento, no solo a tocarlo sino también a repararlo, afinarlo y hasta a armarlo desde cero. Conózcalo.
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Cuando su papá, músico de profesión, cerró un negocio con un acordeón, Conrado se lo pidió.
“No hijo, eso la gente lo lleva en las venas”, le contestó. Sin embargo, luego de tanta insistencia, le dio 24 horas para que se aprendiera una canción.

Descripción: Luthier autorizado para Colombia de la marca Alemana HOHNER. Personajes: Conrrado Alvarez, propietario. Foto: Jaime Pérez Munévar
Al día siguiente lo llamó y para su sorpresa el muchacho interpretó El Testamento, Borracho por las Cantinas y La Indiecita: “Realmente naciste para esto, es todo tuyo”.
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Mucha gente piensa que Conrado Álvarez es costeño, quizá porque de vez en cuando se traga una “S” o porque desde hace más de 44 años toca acordeón.
Lo cierto es que este vecino es paisa de pura cepa y por su sangre no corre ningún gen caribeño. Desde muy pequeño, influenciado por su papá, Corado aprendió a tocar la guacharaca.

Foto: Jaime Pérez Munévar
También le insistió con el bajo y la guitarra, pero él se enamoró del alma libre y la personalidad decidida del acordeón.
Tenía 16 años cuando empezó a tocar.Lo hacía todos los días, hasta que a los 6 meses dejó de interpretar el instrumento en las fiestas de barrio para hacerlo en las cantinas de la calle Colombia.
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Al año, asegura, ya era considerado el mejor acordeonista de Antioquia. “Trabajé con Los Gigantes, Los Hermanos Gil, Juventud Vallenata, Los Sicodélicos, El Binomio de Oro, Los Diablitos, Los Chiches, Los Embajadores, Las Diosas, Las Musas, Miguel Morales Farid Ortíz y toda la planta de artista que tenía Codiscos y Discos Fuentes, no solo como acordeonista sino como técnico de acordeones”, pues en esto último encontró su verdadera vocación.
“Al principio fue una necesidad, porque cada arreglo me salía en $500 y yo ganaba $1.200, entonces me tocó aprender y lo hacía tan bien, que el que antes me lo arreglaba me llamaba para que le afinara las guías y le cambiara los tonos”.
El alcohol y las drogas le ganaron una batalla, así que se alejó de los escenarios y la industria musical por un tiempo, hasta que encontró a Dios y retomó su carrera como técnico y creó losacordeones.com, una empresa familiar dedicada a la fabricación de partes, reparación, personalización, afinación y cambio de tonalidades de este instrumento.
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“Los acordeones parecen personas, tienen mucho carácter, es raro, como diría Nafer Durán, “ellos como que tienen alma”, por eso deseo transmitir y enseñar todo lo que sé para que cuando ya no esté estos conocimientos no mueran conmigo”.
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Por Dafna Vásquez
gente@gente.com.co