
Este conductor de ambulancia dedica su vida a salvar a los demás
Luis Fernando Arbeláez, vecino de Belén Granada, lleva 14 años llevando pacientes de forma rápida y segura a los centros hospitalarios para que reciban una atención inmediata. En este periodo de pandemia, el hombre cuenta cuáles han sido sus experiencias trasladando personas contagiadas con coronavirus.
Cómo extraña Luis Fernando Arbeláez sus paseos en bicicleta, pues asegura que los recorridos más largos hacia otros municipios de Antioquia le ayudan a desestresarse después de una ardua labor de desempeñarse como conductor de ambulancia, en una empresa que presta atención médica a domicilio.
Sin embargo, este hombre de 59 años es consciente de la responsabilidad que afronta en el presente. No es momento para pensar en viajes o diversiones y mientras ayuda a que los pacientes sean atendidos con prontitud, debe evitar contagiarse para cuidar a sus compañeros y familiares cercanos.
“Atender a este tipo de pacientes con sospecha de contagio por el covid-19 es estresante, por las medidas de seguridad que debemos tomar, del cuidado que tengamos dependen mis compañeros y mi familia, es lo que más me estresa y trato de cuidarlos mucho”, comentó el vecino.
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Antes de entrar a un lugar donde hay un paciente con riesgo de coronavirus, su tripulación (conductor, enfermero y médico) conversan sobre los cuidados y protección que deben tener. “Para ello usamos una bata larga, gafas, 3 pares de guantes y tapabocas, somos muy exigentes al decir que no nos debemos quitar los implementos de seguridad, la empresa nos ha dotado bien y hay que aprovecharlo”, explicó Arbeláez.
Después de que el paciente sea entregado en el centro hospitalario, de inmediato se realiza la desinfección del vehículo. Para esto, el vecino debe usar la fórmula 55 (desinfectante catiónico a base de amonio) para limpiar la cabina de la móvil, puertas, volante, entre otros elementos y así eliminar las posibles partículas de virus que queden en la ambulancia.
Por fortuna Luis Fernando Arbeláez no ha sentido ningún tipo de discriminación por su trabajo en el área de la salud, pero le molesta que colegas sí se hayan visto afectados. “Son personas que están salvando vidas, esto no puede pasar, hace falta más respeto por el personal de la salud”, comentó.
Arbeláez vive con su esposa y sus 2 hijos, cuando se acaba su turno regresa a su hogar para cumplir con la cuarentena y pasar tiempo con su familia. “Aunque el proceso de llegada a mi casa es cansón porque debo quitarme la ropa abajo, echarla en una bolsa para desinfectarla y lavarla aparte, ducharme, es necesario para cuidar a mi familia”, explicó el vecino.
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Aunque su mayor pasión es recorrer las calles en bicicleta, ahora debe hacer otras actividades y qué mejor que hacer ejercicios caseros o jugar juegos de mesa junto a su familia.
“Me hace mucha falta salir a pasear en ella, me iba para San Pedro, Rionegro, el Alto de Minas, pero como no puedo, ahora hago spinning o trabajo con las pesas. Con mi esposa a veces nos sentamos a jugar parqués, al menos nos olvidamos un rato de esta situación”, dijo Arbeláez.
Antes de este trabajo, este vecino tenía un taller donde reparaba sistemas de inyección de carros, pero por motivos de la vida, tuvo que cerrar su negocio. “Me gustaba esa labor, pero me apasionaba el trabajo que tienen los bomberos o enfermeros, así que decidí estudiar atención prehospitalaria porque me gusta ayudar a las personas y aquí estoy”.
A Arbeláez le hacen falta pocos años para su jubilación, sin embargo no quiere quedarse en casa descansando, desea volver a organizar su taller de mecánica o continuar con labores que ayuden a los vecinos.
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Por: Alexis Carrillo Puerta
alexisc@gente.com.co