Ciclismo acuático, nueva tendencia deportiva

Ciclismo acuático, nueva tendencia deportiva

Sebastián Pardo dicta clases donde se aprovechan los beneficios del uso de la bicicleta y el medio acuático para realizar una actividad de bajo impacto articular para todos. 

Foto: Esneyder Gutiérrez

Cuando se encontraba preparando una clase de hidroaróbicos, Sebastián Pardo, vecino de Laureles, descubrió una modalidad de entrenamiento que nunca había visto: ciclismo acuático.   

Este tipo de actividad deportiva lo cautivó tanto que no descansó hasta poder hacer realidad su sueño de dictar clases de ciclismo acuático en Medellín. 

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Su sueño se materializó en el barrio Suramericana cuando, hace dos años, creó Pardo’s poolbikes donde ofrece la posibilidad de “entrenar el cuerpo de manera ideal debajo del agua y el pedal con bajo impacto articular”. 

 

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Un sueño que salió a flote 

Sebastián Pardo es Profesional en deporte y cuando aún era estudiante dictaba clases de hidroaeróbicos a adultos mayores. En una búsqueda para preparar una clase se encontró en YouTube con un video donde presentaban una modalidad muy llamativa para hacer ejercicio en piscina sobre una bicicleta. 

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Inmediatamente comenzó a buscar si en Medellín existía esta práctica y descubrió que en El Poblado había un gimnasio, que cerró a causa de la pandemia, donde se realizaba esta práctica deportiva. 

Foto: Esneyder Gutiérrez

Sebastián Pardo se enamoró de esta modalidad y, aunque no tenía los recursos económicos, mantuvo el sueño hasta que pudo reunir el dinero y comenzar a dictar sus clases de ciclismo acuático: “el dueño del gimnasio me manifestó que aún conservaba las bicicletas que importó desde España, las cuales me ofreció por la suma de cuatro millones la unidad, tenía 10 de ellas. En ese tiempo no contaba con los recursos para invertir ese dinero, pero continué con la búsqueda de los equipos directamente con la empresa española quien comercializaba las bicicletas por un valor que rondaba los 1.000 euros por unidad, sin contar el envío, y para obtener un descuento se debía comprar más de 18 unidades”.

Pasaron casi dos años de trabajo continuo con entrenamientos personalizados y clases grupales para el adulto mayor hasta que Sebastián Pardo pudo tener cinco bicicletas que el dueño del gimnasio en El Poblado le alquiló y ahí comenzó a dictar las clases.

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Sesiones que le exigieron a Sebastián Pardo realizar una gran labor publicitaria, de capacitaciones y promoción porque “el ciclismo acuático aún no tiene tanta fuerza en la ciudad, menos en el país”. 

Foto: Esneyder Gutiérrez

De esta manera iniciaron las clases, primero con dos personas una vez a la semana, hasta hoy día donde ya existen varios grupos conformados que buscan esta práctica deportiva porque, como explica Sebastián, “es una actividad de bajo impacto articular por la presión hidrostática, por lo cual es muy atractiva para cualquier persona sin importar la condición física, ya que también es un ejercicio que disminuye el riesgo de lesiones mientras se practica”. 

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Por esta razón, Sebastián Pardo asegura que “cualquier persona puede practicar el ciclismo acuático, no existe ningún impedimento a menos que alguien tenga alguna afección en la piel y no pueda hacer uso de la piscina, de lo contrario, solo se necesita un traje de baño cómodo que permita dar un buen pedaleo, gorro de natación, hidratación y la mejor energía para pedalear, divertirse y entrenar”.  

¿Cómo son las clases?  

Las clases se dictan en una piscina de máximo 1.50 m de profundidad, ya que el nivel del agua debe quedar entre el pectoral y el ombligo para garantizar que haya una buena postura sobre la bicicleta. Las bicicletas son en acero inoxidable y en sus pedales tienen unas aspas que realizan la tracción del agua. El sillín y el manubrio son graduables para cualquier estatura de modo que la biomecánica sea la adecuada para tener un ejercicio seguro. 

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Las sesiones tienen una duración de una hora. Se hace una entrada en calor de 10 o 15 minutos. Luego, una parte central de 35 minutos intensos sobre el pedal y combinado con ejercicios donde se utilizan también los miembros superiores solo con las manos o con implementos de apoyo como barriletes, bandas elásticas y paletas de natación. Por último, se finaliza con 10 minutos de vuelta a la calma y algo de estiramiento.  

Foto: Esneyder Gutiérrez

Las clases pueden tener diferentes métodos dependiendo de los objetivos que se quieran alcanzar. Algunas personas asisten enfocas en aumentar la capacidad aeróbica (resistencia), otras enfocadas en reducción de tejido graso o también para lograr un aumento de fuerza al pedalear más rápido, entre otros objetivos.  

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Sebastián Pardo, destaca algunos beneficios que, sin importar la modalidad que se aplique, siempre se obtiene al momento de practicar el ciclismo acuático: “mejora la circulación, ya que tiene un fuerte efecto de drenaje linfático al estar moviendo los miembros inferiores bajo el agua, esta hace un masaje natural durante todo el entrenamiento. Disminuye la celulitis, esto por el masaje mencionado. Aumenta la fuerza en muslos, glúteo, brazos y zona core (centro del cuerpo). Disminuye el porcentaje de grasa corporal. Reduce estrés y ansiedad por la liberación de hormonas que favorecen al bienestar. Reduce inflamación producida por la artrosis y es apto para todas las edades. 

Por esta razón, Sebastián Pardo ofrece sus clases de ciclismo acuático como “una alternativa de entrenamiento para las personas que se les dificulta la práctica del ejercicio físico ya sea por pereza, monotonía, dolores articulares o poco gozo en la actividad”.

Su sueño es poder abrir más sedes de Pardo’s poolbikes en Medellín y Colombia, además de capacitar a otros entrenadores “para orientar y dirigir la práctica del ciclismo acuático, aumentando su número de practicantes y mejorar, por medio de esta práctica deportiva, los niveles de obesidad, diabetes, hipertensión y otras patologías”.

“Es cierto que el ejercicio acuático disminuye el impacto sobre las articulaciones “

Iván Felipe Montoya Muñoz es médico especialista en medicina deportiva de la UPB y docente universitario en la CUR y asegura que “existen muchos deportes acuáticos que implican capacidades cardiovasculares, musculares y de coordinación. Es cierto que el ejercicio acuático disminuye el impacto sobre las articulaciones, pues al estar en el agua se pierde la fuerza que genera la gravedad y el peso sobre las articulaciones”.

Foto: Esneyder Gutiérrez

De igual forma explica que “las actividades con la bicicleta sumergida dentro del agua, lo cual generaría un esfuerzo mayor para la actividad muscular, pues realizar un movimiento dentro del agua implica romper la barrera expuesta por el agua y no por el aire, pero también encontramos un estudio publicado para marzo del 2020 en la revista Physical Medicine And Rehabilitation, que demostró mejoría en pacientes con antecedente de osteoartrosis de rodilla leve a moderada en variables como calidad de vida, dolor y funcionalidad física con respecto a un manejo tradicional, esto podría estar dado por la disminución de la presión sobre las rodillas al disminuir carga sin gravedad, la mejor adherencia al ejercicio y los efectos positivos que la actividad física trae sobre el organismo”. 

Por: Andrés Bedoya
johanb@gente.com.co

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