
El barrio de Medellín que se detuvo en el tiempo
Son casas que tienen más de 150 años y que aún sobreviven a la evolución e industralización del barrio. En este caso hablamos de Manila, un sector que conserva a aquellas familias fundadoras de El Poblado y que se negaron a irse de este sector, el mismo que cada día les trae gratos recuerdos.
Conversamos con algunos vecinos, que desde niños han vivido en Manila y que cuidan sus casas como un verdadero tesoro. Son construcciones tradicionales que hablan por sí solas y que cuentan la historia de quienes han pasado por la comuna 14, muchos de ellos ya no están, pero dejaron un bonito legado para la construcción del barrio.
El carretero
La carrera 43B con calle 12, donde se ubican el cementerio San José de El Poblado, la Casa de la Cultura y la Estación de Policía, es la cuadra que más se conserva en Manila. Es conocida desde sus orígenes como “El carretero”, según cuentan porque servía como paso de campesinos y arrieros.
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En la esquina, desde una casa de color café, se asoma Rodrigo Escobar, quien nos describe esta construcción que puede tener unos 150 años de existencia. El techo, las puertas, el piso, la distribuición… todo, una mágica casa que nos muestra la tradición de las familias antioqueñas.
“Esta casa la construyeron mis abuelos y desde hace muchos años hemos vivido gratos recuerdos. Casi todo está como la casa original”, comenta Rodrigo. Este vecino, quien vive junto a su hermana Beatriz, afirma que la cuadra sí ha cambiado, como es normal en estos tiempos.
“Ya hay mucho carro y se convirtió en una calle principal. Lástima el ruido y tanta basura en el sector”. En las paredes de dicha casa aún cuelgan las fotos de los abuelos y otros familiares que permanecen allí, como un legado a la historia de El Poblado.
Se maravilla uno, como caminando por un museo: está el teléfono negro antiguo, la cocina de nuestros antepasados, el recibo, comedor grande y dos patios enormes con jardín. “Hay árboles de murrapo, plátano, ají pajarito y mangos”, comenta con orgullo don Rodrigo.
A dos casas de los Escobar, en la misma 43B, una agencia publicitaria conserva los detalles de una casa antigua, la cual recuerda Cecilia Echeverri, vecina de Manila y defensora de la historia en la comuna 14.
“Esta casa está exactamente a un costado de la mía. Lo que más destaco de esta construcción son sus detalles arquitectónicos como el piso, las ventanas y los grandes patios”, comenta Cecilia.
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Quienes trabajan en este espacio afirman que no han querido dañar la distribución original y los detalles a los que se refiere Cecilia, ya que los consideran como un “tesoro que se debe conservar sin ninguna duda”.
La tienda de la ‘mona’
Impresiona ver que en pleno Poblado aún existan casas al estilo antioqueño campesino, que en el siglo XX se imponían en diferentes sectores de la ciudad. Así ha sido el hogar de los Velásquez Uribe, otra familia de tradición en el barrio Manila.
“En 2021 se cumplieron 100 años de haberse firmado la escritura, un siglo repleto de lindos recuerdos. Es una familia tradicional paisa que cosechaba el café en estos terrenos, todo un orgullo para los miembros de este hogar”, dice Olga Lucía Velásquez, una de las propietarias de la casa.
El ruido de los carros interrumpía cualquier conversación. Esa tranquilidad de la época se había perdido desde hace años, pero no ha sido impedimento para que estas familias de tradición se queden donde pertenecen. Y así se ve. En la esquina del otro extremo nos encontramos con una construcción de hace más de 160 años, podría ser el tesoro más preciado de los vecinos del sector.
Se trata de la tienda de ‘La Mona’, un lugar que, por ahora, no será víctima de las nuevas construcciones. “Este es un lugar de referencia, en un barrio donde todos nos consideramos como una familia”, dice Rosaura, propietaria de la antigua tienda.
A punto de desaparecer
Después de algunas bebidas y mecato, invitados por doña Cecilia, nos fuimos para la casa de esta vecina, quien nos muestra de nuevo sus grandes recuerdos de familia. Unos 150 años tiene su casa, aún tiene el baño de inmersión, dos patios grandes, un pasillo con columnas y decoraciones antiguas que pertenecieron a padres y abuelos que habitaron dicho lugar.
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“Son cosas que conservo con mucho amor hacia mis padres y la gente que viene acá las admira mucho. Así que me gusta exhibirlas y contar historias alrededor de ese pasado”, nos explica doña Cecilia.
Le preguntamos si no le han ofrecido negocios para construir en este terreno y, tímidamente, nos responde que sí. Tal vez, en los próximos meses, la casa de doña Cecilia también quede en el recuerdo de un Poblado que extrañan los que hicieron parte de sus relatos.
“Es una lástima que estas edificaciones tan bonitas vayan desapareciendo. Las nuevas generaciones solo las conocerán por medio de fotos o películas y no sentirán esa magia que vivieron sus ancestros. En este país no se valora el patrimonio”, comenta Luz Stella Álvarez, vecina y exalumna de Cecilia Echeverri.
Y cada vez son menos las casas tradicionales que se ubican en El Poblado. Los grandes edificios están ganando terreno y el comercio está desplazando a quienes se criaron en estos barrios.
Aprovechen que están aún de pie, tómenles fotos, aprécienlas y cuéntenle a sus hijos y nietos que en este sector de Medellín se contaba una historia que vale la pena recordar.
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Por: Daniel González Jaramillo
danielgj@gente.com.co
Fotos: Esneyder Gutiérrez