El arte detrás de un buen carriel hecho en Envigado
Un artesano conocedor del bolso típico antioqueño explica los 23 elementos básicos para fabricarlo. Hasta 1 día puede tomar la elaboración de 2 de ellos.
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Los primeros carrieles que fabricó Henry Alberto Rodríguez fueron chichiguas. Así se les llamaba en su natal Jericó a esos bolsos campesinos para niños, que tenían el tamaño ideal para que él y sus hermanos aprendieran a coser y a ser pulidos.
Su padre, Darío Rodríguez Porras, aprendió este arte con uno de los “guarnieleros” más antiguos de la tierra de la Madre Laura llamado José Santamaría, hermano de Rubén, quien fue de la escuela de Apolonio Arango de Envigado. Que si el carriel es de aquí o de allá, esa es una discusión de vieja data, lo cierto es que las migraciones de este arte entre ambos municipios continúan.
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A los 17 años, cuando su padre enfermó, Henry canceló el proyecto de ir a la universidad y se dedicó al negocio familiar: la Guarnielería Darío Rodríguez. Comenzó a ir a ferias, pasó de 4 a 12 empleados y empezó a exportar a Estados Unidos.
Sus hermanos asumieron el taller por un tiempo, mientras él se dedicó a estudiar y luego a trabajar en política y en empresas privadas. Pero un par de años atrás decidió retomar los carrieles con el objetivo de rescatar la tradición y luchar por el legado que le dejó su padre.
Fue así como hace 6 meses se convirtió en el segundo “guarnielero” activo de Envigado, al establecerse en el barrio San José (cra. 33 #40 sur-12) con su marca La Santa genuine leather, que distribuye bolsos inclusive hasta Tailandia.
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Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co