“Más que un vendedor de comidas rápidas fue un amigo”

“Más que un vendedor de comidas rápidas fue un amigo”

Familiares, amigos y clientes extrañarán a Carlos Mario Gallego, reconocido por tener su puesto de comidas rápidas en Conquistadores hace más de 25 años.

Desde ese día Don Mario, como le decían sus clientes, se convirtió en un vecino con el que se encariñaron, no solo los habitantes de este barrio de Laureles, sino mucha gente de la ciudad, por su atención y su servicio.

“Más allá de que ‘El Amarrao’ es famoso por el exceso de queso y tocineta que sirve en sus platos, Don Mario se convirtió en una persona de confianza y yo voy hace más de 10 años a comer a altas horas de la noche y siempre me había salvado”, contó Daniel Sánchez, vecino del barrio.

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Además, el vecino añadió que era una persona con la cual se podía hablar, podías contarle tus problemas y que a veces había que esperar “un buen rato”, por la cantidad de gente que había alrededor esperando su pedido.

¿Qué vecino que baja el puente de la avenida 33 para llegar a Conquistadores no reconoce esta esquina? Ahí fue donde Carlos Mario Gallego compró su carrito de perros inicial, con el dinero de la liquidación en el trabajo que tenía en Marmato, Caldas, hace 28 años.

¿Por qué era tan famoso?

Karina Gallego, una de sus 3 hijos, le contó a Gente que “él nos llevaba de lo que preparan y a nosotros nos gustaba acompañarlo en el negocio. A mi papá no le gustaba que trabajáramos allá porque quería que estudiáramos. En pandemia comenzamos a trabajar con él porque había que reinventarnos”.

Con el paso de los años su negocio fue creciendo a tal punto que tuvo que conseguir un puesto más amplio y un local al frente de su puesto para ubicar mesas, hacer sus preparaciones y tener una bodega.

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Sus perros, hamburguesas, chuzos y salchipapas, son famosas entre los vecinos por la cantidad de queso y tocineta que le ponen a los platos. “El valor agregado, aparte de la calidad, era una una preparación secreta y la salsa de piña”.

Mi papá no solo era el señor que vendía las comidas, sino un amigo, la gente llegaba y lo abrazaba, en sus días de descanso preguntaban por él. Uno notaba ese afecto que le tenían porque incluso había gente que si no estaba él, no comía”, señaló su hija.

Su sonrisa y amabilidad no quedarán en el olvido de ningún vecino que tuvo la fortuna de ser atendido por Carlos Mario Gallego.

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“Siempre le gustó jugar fútbol, por la edad ya se lastimaba mucho, pero siempre disfrutó mucho. Él era el eje central de nuestro hogar, durante los últimos años me acostumbré a verlo siempre en el trabajo, extrañaré esos abrazos, esas palabras de aliento cuando la situación era difícil… Más que un padre fue un gran amigo”, señaló Karina Gallego.

‘Y “el amarrao”?

En mayo de 2019 Gente sacó un artículo destacando su trabajo por pertenecer al grupo de comerciantes con las comidas rápidas de la avenida 33 más buenas y más antiguas.

El emprendimiento de su padre continuará al servicio de los vecinos, en manos de sus hijos. “No queremos que se acabe porque fue el trabajo de la mayoría de vida de mi papá”, finalizó su hija.

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Por: Alexis Carrillo Puerta
alexisc@gente.com.co
Foto: archivo Gente

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