Negocios en terrazas, la alternativa que se reforzó con la pandemia
Una pandemia destructora, pero detrás de ella vino una serie de aprendizajes que asimilaron algunos de los comerciantes de El Poblado y Medellín en general. Ya nos decía la normatividad de salud que los espacios al aire libre eran los adecuados para reducir el contagio por Covid-19, poniendo sobre la mesa diferentes estrategias como los restaurantes a cielo abierto o las terrazas, como un espacio de distracción en plena reapertura económica.
Fotos: Juan Antonio Sánchez.
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Todo un éxito
Esta metodología de tener terrazas en los negocios como bares, hostales, restaurantes y discotecas ya era un disfrute en países europeos desde hace décadas. Colombia reforzó esta tendencia con la pandemia… y hoy es todo un éxito.
Conversamos con Ana González, propietaria del hostal Vrtice, ubicado en Manila, quien ve las terrazas como una gran oportunidad de negocio: “Aunque las terrazas ya existían en Medellín, gracias a la pandemia y la necesidad de la gente de buscar espacios al aire libre para compartir y sentirse seguros, se dieron a conocer. Cuando nosotros abrimos hace 3 años solo éramos bar y a medida que el concepto fue evolucionando abrimos carta de comidas y empezamos a alquilar el espacio para eventos privados”.
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Y no son terrazas hechas de cualquier manera. “Tienen jacuzzi o piscinas, los más emblemáticos, ofreciendo un espacio de tardeo, incluso domingos y festivos, cuando otros bares normalmente están cerrados”, agrega Ana. De esta forma vemos como las terrazas no solo se convierten en bares o discotecas.
Los hostales también se van reactivando gracias a estos servicios. “Las terrazas se adaptan muy bien a la necesidad de cada grupo, puede ser cumpleaños, parche casual o incluso fiestas empresariales. El concepto de estar en hoteles u hostales está teniendo más acogida ya que le brinda al público local y al extranjero un espacio de intercambio cultural y de idiomas”, explica González.
¿Qué dicen los vecinos?
Ante la acogida que han tenido estos lugares con terraza, en las que además se puede divisar la ciudad, aparece la polémica entre vecinos por el ruido que dichos establecimientos pueden producir.
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“Es un tema muy complejo, pero todo se resume en la evolución de la ciudad y su infraestructura. Van apareciendo más negocios con nuevas estrategias, que también deben cumplir con una norma, en este caso el Código de Policía, que está hecho para ser respetado. Mi vecino, sea una discoteca, un bar o una persona rumbera, no puede hacer tanta bulla porque está prohibido. Acá vamos al tema de la convivencia y de la tolerancia”, expresa Víctor E. Ortíz, antropólogo y miembro de la Academia Antioqueña de Historia
Frente a esta complejidad, comerciantes aseguran que han tenido un diálogo cordial con residentes de la zona. “Al principio fue complicado porque los vecinos comienzan a ver una invasión de extranjeros y establecimientos que podrían “dañar” su barrio con un montón de gente ruidosa y un mal ambiente. La conversación ha tenido el propósito de que todos entendamos que estos lugares, al contrario, quieren mejorar el barrio. En términos generales se ha entendido el mensaje”, comenta Ana González.
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Desde la Estación de Policía también afirman que se ha hecho cumplir lo establecido en el Código, referente a los decibeles permitidos. El Código de Policía contempla que “Perturbar la tranquilidad de la comunidad con ruido, reuniones o fiestas” da lugar a una multa general de tipo tres, cuyo valor es equivalente a 16 salarios mínimos diarios legales vigentes.
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Gabriela Ochoa, residente en el barrio Provenza, ha luchado por varios años para que los administradores y propietarios de los establecimientos comerciales no se dejen llevar por el éxito de su negocio. “Nos dicen que serán prudentes con el ruido, pero al final no lo hacen. Se le suman los gritos de los borrachos hasta la madrugada. Me encanta que Provenza sea un lugar para que todos se diviertan, pero hay normas y límites que se deben respetar”, comenta la vecina.
Mientras esta convivencia y tolerancia llega a un equilibrio, las terrazas continúan imponiendo una tendencia que, al parecer, llegó para quedarse, gracias al disfrute de un público joven y a su rápida adaptación a las nuevas propuestas.
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Por: Daniel González Jaramillo
danielgj@gente.com.co