
Un nuevo aire para las esculturas de Belén
Fueron seleccionadas 16 obras de la comuna 16 (Belén) para el proceso de restauración que comenzó la Alcaldía de Medellín en 2017.
En 1983 el Banco Central Hipotecario encomendó al artista Justo Arosemena la tarea de elaborar una escultura para la urbanización Nueva Villa de Aburrá. Al año siguiente el maestro entregó Los obreros, un monumento de 12 metros de altura, compuesto por 7 figuras de hierro, que hoy recibe una de las restauraciones más importantes dentro del centenar de obras a las que la Alcaldía está haciendo mantenimiento.
En una entrevista publicada el 10 de agosto de 1984, en el periódico El Colombiano, el escultor de origen panameño contó que para este encargo —hecho en cumplimiento del Acuerdo 36 de 1982, que exigía a las constructoras entregar una obra de arte con sus edificaciones— se inspiró en una escena cotidiana con la que se topó al llegar a su estudio.
“Encontré un equipo de empleados que trabajaban en la calle justamente en torno a una columna de concreto. Me detuve a observarlos y me di cuenta de que frente a mí estaba lo que sería la escultura. Se trataba de trasladar ese que hacer de un momento al hierro y al concreto, para que el arte les rindiera el homenaje”, dijo el maestro Arosemena.
Para esta obra, cuyo costo rondó los 3 millones de pesos, contó con la colaboración de su discípulo Édgar Gamboa (escultor de la popular obra Los niños de Villatina, que se encuentra en el Parque del Periodista), y trabajaron 1 año en su construcción. Según cuenta Pedro Pablo Murillo, artista y vecino de Belén, la entrega fue todo un suceso, pero “en el momento en que empezó a requerir un mantenimiento, ya no hubo doliente”.
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Por esa razón los habitantes de calle se apropiaron de ella, al igual que algunos grafiteros que empezaron a marcar las figuras. Había personas que se sentaban en la pala que sostiene una de los obreros, otras la convirtieron en sanitario público y algunos más usaron las escalinatas de su base como resguardo para consumir droga.
En 2002, Murillo propuso la restauración de la obra, pero no encontró apoyo financiero. La Alcaldía decía que esta tarea le correspondía a la urbanización y esta a su vez argumentaba que era obligación de la Administración municipal. Al final la Villa accedió a pagar los materiales y el alquiler del andamio, y el maestro Pedro Pablo puso la mano de obra.
Carlos Mario Jaramillo, arquitecto restaurador del Programa de Memoria y Archivo Histórico de la Secretaría de Cultura, explica que esta discusión fue investigada por la Secretaría General, gracias a una comisión accidental que se adelanta en el sector, y se concluyó que efectivamente la responsabilidad la iba a asumir el Municipio.
Por eso quedó incluida en el paquete de restauración que comenzó a ejecutar esa dependencia desde el año pasado. El arquitecto señala que en diciembre organizaron la fase logística y desde el 2 de enero comenzó la restauración de esta obra.
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¿Cómo es el mantenimiento?
En el caso de Los obreros no solo se intervendrán las vigas de concreto y las figuras de hierro, sino también el entorno inmediato, que son las escalinatas y jardineras que rodean la obra. De hecho, Jaramillo explica que estas estructuras ya fueron demolidas y serán reemplazadas por otras más bajas y con mejores condiciones estructurales.
“La accesibilidad a la obra permitía callejones y escondites, la idea es que ahora sea un espacio más abierto, más amplio, con una mayor visualización de la obra que resalte nuevamente sus valores y contenido artístico”, expresa el funcionario.
El encargado de restaurar las figuras forjadas en hierro frío con soldadura será el maestro Édgar Gamboa y lo hará con un método que alcanzó a proponerle al maestro Arosemena antes de su muerte, el 12 de octubre del 2000. “La idea es despintarla y que quede en hierro a la vista. Las oxido un poco y luego les echo un líquido para que no sigan oxidándose. Quedan un poco ocre, parece como si fueran de bronce… Así respira la obra y es más fácil darle mantenimiento”, comenta el artista.
Cuenta Gamboa que estando don Justo en vida se enteró del deterioro de la obra y sintió lástima; para él lo ideal sería “que las personas se reúnan alrededor del arte y que lo gocen, lo disfruten y analicen”.
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Pero la escultura Los obreros no es el único monumento que está siendo restaurado en Belén. Entre noviembre y diciembre del año pasado la Alcaldía también hizo el mantenimiento de la Venus fragmentada, que es una obra del Festival de Arte de 1997, ubicada en el parque de Los Alpes, que desde ese año solo había tenido unos cuidados superficiales.
“Volvimos a construir la jardinera que la rodea, con unas especificaciones adecuadas, y la volvimos a enchapar, sembramos de nuevo las piezas e intervenimos el pedestal, que está enchapado en piedra de valdivia”, explica el arquitecto Jaramillo y añade que también se le renovó la pátina.
Por otro lado, la Alcaldía intervino además el busto de Simón Bolívar, que se encuentra en el parque de Belén; las esculturas de Andrés Escobar, ubicadas en la Unidad Deportiva, y 11 obras del cerro Nutibara. Hasta el momento se han restaurado cerca de 100 obras con el contrato que asciende a 700 millones de pesos y se ejecutará hasta agotar recursos.
Claudia Vásquez, líder del Patrimonio y Archivo Histórico de la ciudad, afirma que la selección de obras que se intervendrán depende del presupuesto y de los diagnósticos técnicos. Además de esta fase técnica, Vásquez señala que un equipo de Patrimonio trabaja con ciudadanos, colectivos y vigías del patrimonio, “para promover la apropiación social no solo de esculturas, sino del patrimonio inmaterial y las prácticas culturales que denotan memoria”.
No obstante, para el artista y vecino Pedro Pablo Murillo, aún falta determinación del Municipio para el cuidado de las esculturas: “Las obras se nos vuelven unos antros es netamente por el descuido de la Alcaldía, porque no les prestan la importancia que requieren y recordemos que ese es el patrimonio que tiene nuestra ciudad”.
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Por Jessica Serna
jessicas@gente.com.co