Falta poco para la apertura de la Casa de la Cultura de Envigado

Falta poco para la apertura de la Casa de la Cultura de Envigado

Octubre es el mes planeado para la apertura de la que fue vivienda de Miguel Uribe Restrepo y que ahora será escenario de muestras y artistas envigadeños.

Hasta 25 expertos, en jornadas que alcanzaron hasta 10 y 12 horas diarias, le trabajaron a un proyecto que se tomó cerca de 2 años y que ahora sí está viendo la luz. Pero, ¿esa luz que ve la ven todos? Hablo de la Casa de la Cultura del municipio y me detuve unos minutos en la estación Envigado, del metro, para preguntar a unos cuantos si sabían algo de ella. De 6 personas con las que hablé 5 dijeron que no. Lo que podría ser lamentable a mí me agradó porque, si bien pocos saben de qué luz se trata, muy pronto todos —al igual que la obra— la verán, la veremos.

El 15 de octubre de 2015 se dio inicio a la primera etapa de restauración de un bien que hasta ahora parece haber estado escondido. Le diré, como a algunos en la estación: ubíquese en el sector Andalucía, párese sobre la carrera 45 con calle 34A sur y encuentre esa gran pared pintada de blanco y terracota, con un par de ventanas enrejadas y un largo camino de tejas que dejan ver sobre ellas las copas de un par de árboles. ¿La recuerda? Si es así, ya puede quitar de su cabeza el muro y hacerse la idea de una nueva Casa de la Cultura Miguel Uribe Restrepo, más abierta y despejada, sin lo que le sobraba y con lo que le hacía falta.

Sobre estos 2 últimos aspectos el duro en el tema es Javier Franco, el arquitecto restaurador que ha estado al frente de los diseños (teniendo en cuenta que al frente de la adecuación a la que fue la casa de Miguel Uribe Restrepo ha estado la firma Conintec S.A.S., acreedora de la interventoría luego de que saliera a licitación).

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Según él, algunos ejemplos de lo retirado son: un teatro, que pasó a jugar 2 papeles al convertirse en teatrino al aire libre y en auditorio; una casa de mayordomo, que ahora permite la continuidad de un corredor que no la tenía y no permitía la conectividad de la casa. Mientras que lo agregado incluye, además de estos cambios, paredes más resistentes y con buen drenaje, un gran auditorio (donde habrá artísticas), un café y un pasaje peatonal que se unirá al futuro circuito (la ‘calle de la cultura’), que conectará en un mismo trayecto a la Casa Museo Otraparte (a propósito, ya empezaron las obras del nuevo edificio en este lugar), pasando por Casablanca (siguen las negociaciones para la adquisición de esta propiedad), siguiendo por la Casa de la Cultura y terminando en la biblioteca pública Débora Arango.

De esos tesoritos que tienen magia
El gusto por el trabajo de restauración de este rincón envigadeño le brota por los poros al arquitecto Franco. Recorriendo los corredores de la casa cuenta que sus orígenes se remontan a 1750: “Miguel Uribe Restrepo nació en 1792, así que asumimos que ya estaba construida. Las haciendas de la época en el Valle de Aburrá tenían como fin surtir de carne y panela a las zonas mineras del norte de Antioquia” y esta no fue la excepción. Después se convirtió en finca de recreo de los más pudientes, luego pasó por otras familias hasta que la adquirió la Administración municipal.

“La casa seguramente no fue siempre un claustro. Poniendo a volar la imaginación, la primera casa fue de bahareque y techo de paja, para colonizar el territorio. Luego, ya estabilizado el proceso de poblamiento, se acudió a la tapia, el ladrillo macizo y la teja de barro. Y fue a principios del siglo XX con el Republicano, que introduce el estilo europeo, que se empezó a utilizar la forja de hierro y a caracterizar los jardines para darle más importancia a la belleza que a la función primaria (una finca de labor). Tenemos piezas halladas para analizar con arqueólogos”, menciona y hace referencia a una piedras especiales y a la madera rolliza encontrada con clavos forjados, que indican que son de la época de la Colonia.

Es mucho lo que sucede en 250 años, pero lo que sabe Javier es que el aspecto campesino y sin adornos de esta propiedad de labor cambió entre las décadas de los 30 y los 40, con un aspecto andaluz, “pues en esa época se imitaba mucho a los europeos, eso daba estatus, y las casas más importantes trataron de retomar estilos formales”, dice sosteniendo otro tesorito encontrado en las obras: un fragmento de cerámica, como de vajilla, con diseños del Viejo Continente.

En su lista de hallazgos que encierran magia está el arco de la entrada. Este, el actual, forma parte de la última intervención histórica de la casa, la de los años 30 a 40: “Antes el arco no era arco, se ve que rompieron por los lados la tapia; cuando se retiró el revoque aparecieron diferentes colores de la tierra (de las diferentes épocas). Así que en sus orígenes fue una entrada rectangular horizontal, común”, concluye bajo él.

3636 millones de pesos aproximadamente es el valor del contrato de la obra.

Por Luisa Fernada Angel
luisaan@gente.com.co

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