“Ayudar a los demás es mi debilidad”

Ayudar a los demás es mi debilidad

“Ayudar a los demás es mi debilidad”

Esta vecina de Envigado lleva más de 50 años al servicio de los más necesitados. Conozca su labor social en la Sociedad San Vicente de Paúl.

María Carolina Bedoya tenía unos 8 o 9 años cuando guardaba la mitad del dinero de su mesada para compartirlo con los más necesitados. Eso nadie se lo enseñó, fue un impulso del corazón.

Es que la caridad es, según ella, una fiebre que le corre por las venas, “pues así como hay gente que sin explicación alguna le gusta montar en bicicleta o nadar, a mí lo que me apasiona y me llena de dicha es ayudar“, por eso cuando levantó y casó a sus 5 hijos, con el apoyo incondicional de su esposo, se dedicó de lleno al servicio social.

Durante 50 años esta vecina ha hecho parte de la Conferencia de San Pablo y desde hace 9 es la presidenta de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Dice que a ese cargo llegó gracias a su “chispa”, pues a los 15 días de entrar al grupo de voluntarios la nombraron presidenta de la Conferencia y después, a sus espaldas, le hicieron campaña para que dirigiera de la Sociedad que se encarga de la promoción integral de las personas de escasos recursos.

Su interés por ayudar a los más necesitados y ordenar las donaciones, la impulsó a crear el Almacén de Ropa Usada, ubicado en el Barrio Mesa, con el que recoge fondos para darles bonos de alimentación a más de 140 familias.

Además, lo beneficiados también tienen derecho a escoger prendas. Allá María Carolina está todos los miércoles, jueves y viernes, desde por la mañana hasta el final de la tarde.

“Nosotros ayudamos a los pobres más pobres de Envigado, los levantamos y cubrimos todas sus necesidades básicas con las donaciones que la gente hace. No hay nada más satisfactorio que ver a una persona que estuvo muy mal salir adelante. Es que cuando uno hace lo que le gusta, lo hace bien hecho”.

María Carolina llegó al San Vicente de Paúl sin tener experiencias administrativas, sin embargo, la vida misma la ha dotado de sabiduría y malicia para poder hacer las cosas correctamente, “pues muchas veces no falta el que se las quiera dar de vivo y, sin realmente necesitarlo, quiere recibir los beneficios”.

Aunque su esposo ya le ha dicho varias veces que es hora de que se salga del voluntariado, ella cree que todavía su misión en la entidad no ha acabado, “yo le digo: ‘El que me trajo (o sea Dios), me saca. Él sabrá cuando, pero mientras pueda acá voy a estar, ayudar es mi debilidad’”.

Asimismo, esta envigadeña asegura que su familia la apoya en sus decisiones, de hecho, una de sus hijas le sigue los pasos y de vez en cuando va al Almacén a colaborarle.

Uno en la vida tiene que gastarse, no puede irse igualito a como llegó. Dios anda conmigo y me dio un don. Yo vine al mundo para mostrarle a la gente que Él nunca se acaba y que aquí hay muchos ángeles que están para ayudar en el camino. Yo aprendí a ser gente amasando la pobreza”.

Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co

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Fecha

Junio 21, 2019

Categoría

Envigado, Gente, Vecinos

Tags

Almacén de Ropa Usada, ayuda, compasion, donacion, donaciones, envigadeña, envigado, pobreza, religión, ropa usada