La cerrajería también es un arte y el maestro Pedro Murillo lo confirma

La cerrajería también es un arte y el maestro Pedro Murillo lo confirma

Este vecino perfeccionó en la fragua familiar su talento para hacer ventanas, puertas y otros elementos con metales. Sin embargo, su pasión por el arte lo llevó a combinarlo con su oficio para hacer composiciones diferentes.

Visitar el taller del maestro Pedro Pablo Murillo es sinónimo de perderse entre las cientos de figuras, que tiene en sus estanterías, y que en su mayoría fueron elaboradas por él, para la decoración de interiores o para ser usadas como esculturas en espacios abiertos como parques, plazoletas o unidades residenciales.

Un hombre que nació en el municipio de San Jerónimo, pero desde los 3 años llegó a vivir a Belén San Bernardo, lugar que vio nacer su talento. “Mi papá era herrero en el pueblo, hacía chapas para puertas, herraduras y frenos para caballos. Cuando llegamos a Medellín el transporte era diferente y él empezó a
cambiar su oficio por la albañilería, con el fin de no quedarse sin empleo”.

Y así fue como Pedro y sus hermanos tuvieron sus primeros acercamientos a la cerrajería, ya que le ayudaban a cortar el material y algunas veces soldaban para elaborar puertas y ventanas, servicio que ofrecía su papá cuando construía las casas.

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“Recuerdo que cuando era pequeño me encantaba meterme a la fragua para hacer figuras de hierro como cristos, caballos. Era mi pasatiempo favorito, aunque me generaba muchos problemas porque el carbón era muy caliente y se calentaban piezas a casi 300 grados, era normal que a mi familia les diera miedo y siempre me sacaban”, comentó el artista.

Con el paso del tiempo la cerrajería de su familia pasó de ser una cerrajería artesanal a una artística, es decir, contrataron a un artista plástico para hacer las figuras y acabados.

“Nos mandaban a hacer una reja en hierro forjado con decoraciones y en el medio alguna figura. Nosotros hacíamos la reja pero la figura demandaba el trabajo de un escultor. Tuvimos problemas con esa persona porque al ser un poco bohemia, no entregaba sus trabajos a tiempo”.

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A raíz del incumplimiento de varios artistas, Pedro Murillo decidió entrar a la academia de Bellas Artes para aprender y encargarse él mismo de los acabados y esculturas que pedían los clientes.

El maestro desde que estaba en cuarto semestre ya hacía esculturas. “La primera obra fue una que medía 2,80 de altura, un herrero sosteniendo un mapa y fue llamada Forjando Una Nueva Colombia”, explicó.

Como del arte no se vive en este país”, expresa Murillo, trabajaba a la par su oficio de cerrajería con exposiciones de sus primeras esculturas con figuras creadas en bronce, aluminio y hierro.

SU ESTILO ARTÍSTICO

Antigua modernidad y escultura fragmentada se denomina la tendencia artística de este maestro, en la cual trae personajes históricos y los adapta bajo los nuevos parámetros culturales, sin necesidad de elaborar todas sus partes.

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“Al Quijote lo representé, no como lo hace todo el mundo con su espada y armadura, sino con camisa, jean y un palo de golf, a una escultura de Jesús le puse un piercing, entre muchos otros personajes de época”, comentó Murillo.

Así mismo, sus obras se caracterizan por no ser esculturas completas, sino por mostrar algunas partes del cuerpo que “muestran la verdad”, aseguró el maestro.

De cerrajero a gran escultor, así es como trasciende la vida de este artista de Belén, quien continúa ejerciendo su oficio, con la misma dedicación y amor, desde que entraba de pequeño a la fragua de su padre. Solo que esta vez usa su creatividad para crear esculturas a gran escala.

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Por: Alexis Carrillo Puerta
alexisc@gente.com.co
fotos: Jaime Pérez

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