
Conozca una de las familias con más de 100 parientes en Belén
María Ilduara Fernández de Pérez celebró junto a sus seres queridos en el Club el Rodeo sus 100 años. Una familia que se destaca en Belén por tener a 16 hermanos y 114 parientes que son muy unidos.
Con 16 hijos (9 mujeres y 7 hombres), 46 nietos, 48 bisnietos y 2 tataranietos los integrantes que componen la familia Pérez Fernández, una familia proveniente del municipio de Entrerríos, norte de Antioquia, que llegó a la ciudad en la década del 80, siendo Belén uno de los lugares más amados donde vivieron. Incluso la matrona de la casa, doña María Ilduara Fernández aún continúa viviendo en un apartamento de La Mota.
Orgullo por ser del campo
“Somos una familia campesina orgullosos de nuestras tradiciones y ancestros. Mis papás se conocieron en un corregimiento llamado Labores que pertenece al municipio de Belmira. A la edad de 16 años mi madre se casó con mi padre y tuvieron 16 hijos, afortunadamente todos vivos, muy unidos y todos muy profesionales y juiciosos”, comentó Elizabeth Pérez, la hermana número 13.
Ganadero de profesión y apasionado por la agricultura, su padre les enseñó el amor y el respeto por la naturaleza, así como aprovechar de buena manera el uso por los recursos naturales. De la finca al pueblo eran unos 2 o 3 horas, ya que era la última finca del municipio de Entrerríos. Fue por eso que tuvieron que mudarse para recibir su educación, mientras la finca era un lugar de disfrute y trabajo.
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“A nosotros nos enseñaron a nadar en una quebradita natural que pasaba por la finca. Mi padre nos hacía unos parques con juegos infantiles artesanales con columpios y mataculines. Además teníamos una huerta al lado de la casa donde todo era de la huerta a la boca… Allí cultivábamos papa, maíz, fríjol, arveja, entre otros”, comentó la hermana.
A todos los hermanos les enseñaron a cuidar los animales, se levantaban desde las 4:00 a.m. a ordeñar las vacas. Así mismo, sacaban la leche en unas canecas, en ‘lomo de mula’, en un viaje de 8 horas de ida y regreso para venderla en diferentes partes.
Mientras tanto, doña María Ilduara Fernández, la matrona de la casa, era una mujer dedicada a la crianza de sus hijos. Ellos la describen como una mujer de mucho carácter, estricta, demasiado organizada y empoderada.
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“Se levantan y se acuestan temprano, todos los días antes de ir a dormir se rezaba el rosario mariano. Ella era una apasionada por la cocina y lo hacía en leña. Nos hacía las mejores comidas del mundo como fríjoles, sancocho, arepas, chocolate batido. Nosotros fuimos criados bajo la cultura de siempre ayudar en la casa y así fue como formamos los comités”, contó Elizabeth Pérez.
En este grupo de hermanos se distribuían funciones como hacer los tragos (aguapanela con limón y hierbas aromáticas), lavar platos, barrer, trapear y el resto de las funciones).
Cuenta Jair de Jesús Pérez, el hermano número 14 que “en esta familia de 16 hijos mi mamá tuvo una sabiduría muy grande porque partió la generación en 3 partes, es decir, tuvo 6 hijos cuando estaba joven, quienes son mis hermanos mayores y le ayudaron a la crianza de los otros 6. Sin embargo, con la llegada de los otros 4 mi mamá que en esa época ya tenía más de 40 años y se encontraba en Medellín, tuvo esa resiliencia para enfrentar y adaptarse a las nuevas situaciones… Jamás fue una mujer anticuada, siempre tuvo un pensamiento muy fuerte y eso le ayudó a ser tan longeva”.
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La llegada a la gran ciudad
Miryam fue la única de todos los hermanos que nació en Medellín. En 1978 fue que esta familia llegó oficialmente a una casa inicialmente arrendada en Guayabal, poco tiempo después pasaron por La América y finalmente se asentaron en varios barrios de Belén como Fátima y La Mota.
“Nosotros llegamos porque nuestra hermana Dálila pasó a economía la Universidad de Medellín y ese fue el detonante para que todos nos viniéramos. Aunque la gran mayoría de los hermanos son ganaderos como su padre, Jair y Armando decidieron estudiar y nuestro padre siempre nos apoyó en lo que nos queríamos dedicar”, explicó Elizabeth Pérez.
Los hermanos recuerdan con mucho cariño que cuando llegaron a Belén no habían terminado de construir la avenida 80 entre Campos de Paz y el colegio San Carlos. En ese potrero se sentaban horas a conversar.
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“El hecho de estar en la ciudad nos abrió muchas puertas. Lo más lindo era irnos a Campos de Paz a ver despegar los aviones, llevábamos comida, nos sentábamos en ese tierrero y el viento del despegue nos elevaba. Aunque había nostalgia por desprendernos de la finca, Belén es un vividero muy bueno”, comentó Jair Pérez.
En conmemoración de los 100 años de esta matrona de Belén se reunió gran parte de su familia y sus conocidos para homenajearla. 180 personas hicieron acto de presencia en una reunión donde celebraron una eucaristía, una presentación musical y un espacio de recuerdos donde se encontraba el árbol genealógico.
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“Rescatamos de mi mamá que siempre fue un roble, una persona demasiado longeva, llena de vida, consejera de la vida, observadora y muy suspicaz. Una mujer muy directa que nos enseñó a ser resilientes y luchar la vida… Nunca pidió una ayuda ni esperó algo a favor, desde muy joven le tocó vivir crisis y salió adelante”, comentaron los hermanos.
Aunque cada uno de los hermanos hizo familia aparte, algunos viven en otros países, tratan de ser muy unidos como cuando estaban en aquellas mangas de la finca.
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Por: Alexis Carrillo Puerta
alexisc@gente.com.co
Fotos: cortesía