Sangmin cocina un sueño a 14.600 kilómetros de casa

Sangmin cocina un sueño a 14.600 kilómetros de casa

Sangmin cocina un sueño a 14.600 kilómetros de casa

Brandon, como también es conocido, dejó su carrera en Corea para recorrer el mundo. Después de 2 años, se estableció en Medellín.

Hay quienes encuentran el propósito de su vida en los hijos, su trabajo o en un pasatiempo. Pero también hay quienes encuentran el sentido a su existencia en una profesión diferente, en un país distante, con una lengua extraña y a miles de kilómetros de su país.

Así le pasó a Sangmin Lee (o Brandon, como decidió llamarse en Occidente) un coreano nacido en Chuncheon (춘천시) y que migró a Seúl para estudiar en la Universidad Kyung Hee, donde se graduó de negociador internacional. Durante años trabajó en el área de mercadeo de una de las más importantes empresas tecnológicas de su país.

A los 20 y tantos años tenía la vida resuelta. Pero la responsabilidad —y más que nada la presión laboral— hizo que se pasara buena parte de sus días con sus noches diseñando campañas para la firma en la que laboraba.

El ambiente laboral era salvaje, marcado por una constante competencia a un ritmo frenético. Este joven, que se describe como un “loco” cuenta con su voz y maneras suaves que en medio de un rapto de “locura”, decidió dejar su prometedora carrera para agarrar su morral y viajar por el mundo.

Como un mochilero estuvo 2 años recorriendo el mundo. Tras un breve periplo por Perú y Ecuador, llegó a Bogotá y luego a Medellín. La gastronomía, la economía y la belleza de los paisajes de nuestra ciudad lo encantaron. Este amor repentino coincidió con un cierto cansancio con la inestabilidad propia de la vida nómada.

A ese amor se le sumó la sensación de calma que se manifiesta en esa expresión omnipresente en el lenguaje paisa: “Tranquilo”. “Me gusta esa palabra: ‘tranquilidad’, la manera de vivir con espacio privado, bailar y disfrutar la vida así uno sea un niño o un viejo”, cuenta Sangmin.

Esta calma, sumada al deseo de asentarse, lo llevó a que, si bien no es cocinero ni chef, quisiera montar un restaurante de comida coreana.

Pero si la tranquilidad es una constante en la vida de los medellinenses, también lo es la desconfianza paisa, esa que toma forma en papeles, firmas y el requisito inquebrantable de un par de fiadores. Sin ellos ninguna inmobiliaria le arrendaría local alguno. Luego de 10 meses de extenuante búsqueda y continuos desplantes de los contratistas, pudo conseguir un local cerca del primer parque de Laureles, donde abrió Oppa Asado Coreano.

Brandon, a quien muchos llaman “chinito”, cuenta que eligió esta vertiente de su gastronomía tradicional porque es una de las que más se adapta a los ingredientes que hay en la ciudad. Además cree que la herencia gastronómica que le enseñó su mamá es la mejor herramienta para dar a conocer su cultura y distinguirla así de la china y la japonesa, con más reconocimiento en la cultura local.

Si bien piensa en los amigos que dejó en casa con sus vidas resueltas, también se complace en haber construido en nuestro barrio su sueño: la tranquilidad.

Por Álex Esteban Martínez Henao
alexm@gente.com.co

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Fecha

Octubre 15, 2018

Categoría

Emprendedores, Gente, Laureles

Tags

chef, cocinero, comida, coreano, extranjero, gastronomia, laureles