Olguita cuenta historias con sus telas

Olguita cuenta historias con sus telas

Olguita cuenta historias con sus telas

Los bordados y tejidos de esta vecina están expuestos en Laureles (Medellín), donde funciona Un Punto Fijo, espacio abierto al arte y a la cultura. Conózcala.

Dentro de un armario Olguita tiene guardados sus tesoros. Son un montón de pedacitos de tela que narran historias de amor. “De esas de cuando los novios no se podían juntar. De cuando el muchacho se hacía en un sillón y yo me sentaba en otro a bordar, mientras que mi papá, en la cocina, empezaba toser para que se fuera rápido… Esas costuritas hablan de anécdotas, personajes, regaños e ilusiones. Hablan de mi época de juventud”.

Pero son muy pocas las personas que conocen sus tesoros. Quizá eso es lo que la entristece, porque ya con 80 años teme que algún día, cuando falte, terminen en la basura. Sin embargo, hay otras que han estado en diferentes salas de arte alrededor del mundo. Cuadros grandes, medianos y pequeños, también de tela, que son remembranzas de algún suceso personal o de su proceso de hechura. Esos mismos son los que ahora están en la exposición Las telas de la memoria, en Un Punto Fijo.

Desde pequeña Olga Velásquez de Mendia se interesó por el tejido y el bordado. Su mamá, abuelas y tías fueron gran inspiración. De ellas aprendió una que otra puntada y heredó esa increíble habilidad con la aguja y el hilo.

Tenía 5 años de edad cuando se sentaba en un banquito a practicar el punto de cruz. Lo primero que hizo fue el alfabeto y de ahí en adelante no hubo quién la parara, todo lo que veía en la calle lo replicaba en cualquier retazo.

En el colegio les enseñó a sus compañeras a tejer. Con ayuda de revistas aprendió otras técnicas y de forma autodidacta perfeccionó cada costura, aunque confiesa que le fue muy fácil, porque como “nací con ese arte, se me facilitaban las manualidades”.

Toda su vida se la pasó entre bordados, incluso mientras trabajó como niñera. De hecho, gracias a ese oficio, fue que terminó en Europa. A finales de los 80 se fue para Madrid, España, con una familia colombiana a la que le prestaba sus servicios de cuidadora.

Allá, por suerte, se topó con un francés que desde el primer momento la flechó. Lo conoció en noviembre del 99 y 2 años después contrajeron matrimonio. Se fueron juntos para Francia y en ese país fue que conoció una asociación de gargeoise (gentilicio de Garges-lès-Gonesse), que reúne varias artistas alrededor de Elie Rojas, exprofesor de la Escuela Municipal de Artes Plásticas.

Ellas, al igual que Olguita, usan la tela —mediante una técnica parecida al patchwork— como material de creación, portadora de recuerdos y fuente de inspiración. Cuando les mostró sus tesoros se enamoraron y la invitaron a ser parte de su colectivo. En ese espacio esta vecina aprendió y enseñó.

Sus cuadros, que se cuelgan en la pared como gobelinos, tienen telas, bordados, texturas y diferentes materiales que cuentan historias, retratan su niñez y a sus familiares. Son una especie de diario de colores que cada quien interpreta como quiere, pero que al final solo tiene un relato original: el de la artista.

Por Dafna Vásquez
dafnav@gente.com.co

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Fecha

Marzo 27, 2019

Categoría

Artistas, Gente, Laureles

Tags

anciana, arte, bordado, Cultura, exposicion, memoria, señora, tejedora, telas