Namasté: una apuesta arriesgada y ganadora

Namasté: una apuesta arriesgada y ganadora

Cuando usted está inspirado por un gran propósito, un proyecto extraordinario, todos sus pensamientos trascienden; su mente sobrepasa límites; su conciencia se expande en todas direcciones, y usted se encuentra en un mundo nuevo, grande y maravilloso. Fuerzas, facultades y talentos latentes cobran vida, y usted descubre que es una persona mucho más grande que lo que nunca había imaginado.” (sacado de su Facebook)

Cualquier cosa me hubiera imaginado, menos encontrarme esta maravilla a una cuadra del malecón de Guatapé, algo así como el Acapulco antioqueño, rodeado de estaderos compitiendo por vender el ejecutivo barato, con su reggaetón estridente en pantallas LCD gigantes y saltimbanquis al frente arrebatando turistas con sus bandejas con descuento.

El día que fuimos no estaba Adriana, la dueña, que no conocimos, pero nos imaginamos, es una especie de visionaria, de esas arriesgadas, conscientes, inteligentes y talentosas, que se atrevió a montar un restaurante de comida del sur asiático, sana, natural, para vegetarianos y veganos en medio de esta jungla del colesterol y el aguardiente.

Comiendo ahí, me puse a pensar en los calificativos que le iba a poner a este restaurante de la última nota de año, uno de los que más me ha gustado y sorprendido desde que empezamos esta columna: Notable, sensacional, delicioso, magnífico… inolvidable. Tanto que no tendré problema en pegarle muchos viajes, a costa de aguantarme el paseo entre miles de motos apostando carreras que volvieron insoportable la carretera.

No son de extrañar las altas calificaciones y excelentes comentarios de todos los que van. Lo encontré por Facebook en donde se describen como: “Namasté es un espacio donde el respeto por la tierra se junta con el amor por el cuerpo y la buena alimentación, conservando lo mejor de la comida oriental”. Por algo se ganaron la bandera de la excelencia de Trip Advisor.

Tan arriesgada la apuesta de su dueña abriendo un restaurante vegetariano en Guatapé, como la mía llevando a mis enanos amantes de la comida rápida a un sitio de comida sana, sin embargo, el talento y carisma de sus chefs, un sueco que apenas balbucea el paisa y Jairo de San Rafael, con sus descripciones sensacionales, nos abrieron el apetito y terminamos pidiendo casi todos los platos de la carta, absolutamente descrestados y fascinados; nos recibieron con una ensalada de papa y yuca con cebolla y tomate y una vinagreta acida deliciosa. Desde el arranque pude comprobar que los milagros existen, viendo a los insoportables comiendo sánduches de berenjena con ensalada de lentejas, pasta de remolacha, crepes de yuca, risotto de vegetales, pizza saludable, en fin, una experiencia memorable con remate sublime por el cheese cake de mocha en base de avena, el brownie vegano y la nutela con helado.

Para ir, se puede informar en google a través de blogueros del mundo entero, que se enamoraron de su comida. En el par de horas que estuvimos, llegaron, contados, más de 20 parejas y grupos de extranjeros*, casi todos mochileros con cara de veganos, que no tuvieron problema en filarse perfectamente organizados esperando su mesa, ajenos a las ruidosas e impertinentes invitaciones de los vecinos de corrientazos en promoción. El sitio es muy acogedor, pequeñito, decorado con muy buen gusto. Vale la pena reservar en el 310 3105436 para asegurar su puesto porque se mantiene muy lleno y entiendo que no abre todos los días. Adriana, iremos a conocerte, pero desde ya nos puedes apuntar en tu club de fans.

*Flaquita, verte hablar en tu inglés perfecto, también es lo más sexi del mundo.

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