Las almas que custodian el antiguo preventorio de Belén

Fantasmas en el antiguo preventorio de Belén, Medellín

Las almas que custodian el antiguo preventorio de Belén

Según vecinos de Belén (Medellín), en este lugar que antiguamente era un centro de reclusión para menores ocurren sucesos inexplicables como el sonido de los lamentos de los niños.

A finales de los cincuenta este lugar fue usado como un centro de reclusión para menores que cometieran delitos graves y aunque dejó de funcionar a principios de los noventa, vecinos y empleados aseguran que algunos niños nunca abandonaron el lugar espiritualmente.

A María Julieta Solano, habitante de San Bernardo, no le emociona mucho la idea de visitar el antiguo preventorio de Belén, un lugar ubicado en la carrera 76 A con la calle 25, que luego de ser un centro de reclusión para menores, se convirtió en un espacio para los adultos mayores y las reuniones de grupos comunales.

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De las primeras veces que entró al lugar, esta vecina nunca olvidará cuando caminaba por uno de los pasillos para dirigirse a un taller de manualidades y vio la sombra de 2 personas reflejadas en la pared, escuchaba risas y gritos como si 2 niños estuvieran jugando, pero el sonido y las sombras se iban desvaneciendo al llegar a una de las habitaciones.

“Es un lugar misterioso, con historia y energías fuertes de niños que al parecer se quedaron atrapados aquí y no trascendieron. Por eso muchas personas escuchamos sus lamentos, sus risas y cuando corren por los pasillos de la casa vieja y deteriorada. Fue tétrico escuchar no me golpees “, comentó la vecina.

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Como actualmente el lugar se encuentra en remodelación, algunos empleados de la obra también han sido testigos de los misterios que este lugar esconde.

“Aún te digo te quiero, aunque no estés”, es uno de los mensajes escritos por alguien llamado Juan Manuel, que fueron encontrados por Pamela García, ingeniera de la obra. La curiosidad llega porque son piezas escritas hace más de 40 años y cuando ella pasó su mano parecían recién escritos con tiza.

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Esta es una de las paredes donde los niños escribían mensajes como lo hacen los presos en las cárceles. Foto: Julio César Herrera.

Asimismo, la mujer narró que en oportunidades “nos han movido los implementos de construcción, nos cierran las puertas, corren las sillas y hemos visto niños sentados que luego desaparecen”.

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Casos de maltrato en estos lugares eran evidentes

Según el historiador Alfredo Restrepo Ruiz, la idea de los preventorios en América Latina ha tenido varias funciones sociales entre las que se destacan atención a la salud, situaciones vulnerables y centros de detención o cárceles. En el caso del que está ubicado en la comuna 16 de Medellín fue utilizado para la reclusión de menores de edad que cometían crímenes. (Anteriormente las cárceles tenían pabellones para el tratamiento de menores).

Según vecinos, en este árbol de mangos, donde hay una cruz gigante, algunos niños se ahorcaron debido al maltrato o abandono que sufrían. Foto: Julio César Herrera.

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Según el experto, no están documentados los casos de suicidio que aseguran los vecinos ocurrieron en el lugar. Sin embargo, en muchos de estos centros reclusorios y orfanatos a nivel mundial, que eran administrados por la iglesia católica y el Estado, se presentaban situaciones de maltratos físicos, castigos duros, había jóvenes que estaban enfermos o sufrían problemas mentales y, en algunos casos, se presentaba la muerte de los menores.

Este preventorio dejó de funcionar a comienzos de los noventa, luego de que fuera inaugurado en 1993 el centro de rehabilitación infantil La Pola. Estuvo un par de años en situación de abandono y posteriormente se le dio el uso social para el desarrollo de actividades de la tercera edad y el encuentro de grupos culturales de Belén.

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¿Alguna vez lo han espantado? Si usted, señor lector, tiene alguna historia similar que haya vivido en nuestros sectores: El Poblado, Envigado, Belén o Laureles, puede escribirnos a gente@gente.com.co.

Por Alexis Carrillo Puerta
alexisc@gente.com.co

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