En Tierra Grata también se le midieron al compostaje

En Tierra Grata también se le midieron al compostaje

En Tierra Grata también se le midieron al compostaje

En esta urbanización de Envigado asumieron la tarea de procesar los residuos orgánicos para producir el abono que necesitan sus zonas verdes.

Lo que tienen en común un paisa, un bogotano y un caldense en este caso no es nada parecido a un chiste, sino más bien algo serio. José Alberto Duque, Guillermo Buitrago y Jorge Gutiérrez han producido 400 kilos de abono en un mes y medio, gracias al proyecto de compostaje que implementaron en la urbanización Tierra Grata.

Y es que en el Valle de Aburrá se generan unas 3055 toneladas diarias de residuos y solo el 2 % de los orgánicos se aprovecha. Pero según el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Pgirs) 2017-2027, el potencial aprovechable asciende al 56 %.

Con la intención de reducir ese impacto sobre los rellenos sanitarios, el ingeniero agrónomo José Alberto Duque propuso en el consejo de su administración comenzar a recolectar el material de poda y esos restos de comida, frutas y verduras de los apartamentos, para producir abono para el conjunto residencial.

Esas extensas zonas verdes de Tierra Grata, atravesadas por la quebrada La Mina Honda, se volvieron una finca para este vecino. Aprovechó su experiencia para fundar un semillero y sembrar árboles como aguacates, mangos y siete cueros y para adecuar una huerta que comenzó hace 2 años con tomate, rábano, cilantro, lulo, perejil, albahaca, apio y sábila… “Mejor dicho, lo que usted quiera”.

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En compañía de Jorge, jardinero de la unidad, y de Guillermo, su amigo y vecino, José Alberto adecuó hace 3 meses el invernadero en el que hoy funciona el proyecto de aprovechamiento de orgánicos. Pero decidieron que esta no sería una compostera convencional, de las que normalmente tardan 3 meses en convertirse en abono, sino que hicieron unas adecuaciones para reducir ese tiempo a 20 días.

La administración les aprobó la compra de una chipeadora para reducir el material de poda y, con ayuda de un mecanismo manual (foto), trituran los residuos orgánicos. Ambos los mezclan con aserrín, roca fosfórica y con unos microorganismos que ellos mismos preparan con melaza y el hongo de la hojarasca (lo procesan en 1 mes), para ayudar a acelerar la descomposición que hace el oxígeno.

En una de las estructuras de bambú con las que se levantó el invernadero cuelga una planilla en la que los vecinos de 10 viviendas —en la unidad hay 176— apuntan la fecha, el número de apartamento y el peso de los residuos que aportan.

Los líderes de la iniciativa acuden al lugar todos los días, ya sea para revolver o para medir la temperatura dentro de la pila de material, que el día que los visitamos ascendía a 62 grados Celsius. Don Jorge, oriundo de Salamina, Caldas, dice que nota la diferencia en el abono: “Qué más que es orgánico y procesado por nosotros mismos. Ganamos en el bolsillo, para no tener que comprar en la calle y lo estamos aprovechando acá para el jardín y las huertas. Con esto se beneficia la unidad“.

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Los vecinos ponen como un ejemplo lo que ha sucedido en la urbanización Rocío de la Mañana, donde el abono les alcanza para todas sus zonas verdes e incluso lo pueden vender, por eso han buscado animar a otros habitantes de Tierra Grata para que se unan al proyecto. “En reunión de junta me preguntaron: ‘¿la relación costo beneficio cuál es?’, y yo dije: ‘No lo miren en pesos, mírenlo en el aire que respiramos, en las plantas como se vuelven de bonitas’“, comentó José Alberto.

Pero como reza el adagio popular, una sola golondrina no hace verano, así lo dice don Guillermo y afirma que por eso se esmeran tanto, porque su compromiso puede incentivar el de los demás vecinos. Además, el proyecto apoyado por el Área Metropolitana y Corantioquia ahora fue cobijado por una iniciativa llamada Ecozonas, de la Alcaldía de Envigado, con la que se busca reducir el impacto ambiental de los barrios.

El propósito es que el resto de urbanizaciones en El Esmeraldal adecúen una compostera en su urbanización y también otras medidas que son simples en su ejecución, pero generan gran impacto.

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Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co

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